JAVIER BLANQUEZ
Goran Bregovic
Escenario: Palau de la Música. / Fecha: 9 de marzo.
Calificación: ***
BARCELONA.- Su prolongado silencio discográfico podría hacer pensar que el bosnio Goran Bregovic anda dormido en los laureles, y que su actual gira Tales and songs from weddings and funerals es sólo una excusa para tocar su repertorio clásico, contentar al sector de su público más conformista, tomar el dinero y correr; no en vano, el grueso del repertorio lo constituía un disco publicado originalmente en 2002 y al que todavía sigue sacándole punta y réditos. Pero husmeando en la red y consultando la apretada agenda de conciertos de Bregovic para esta primavera se puede comprobar que sigue trabajando en su material por encargo y presentando ese nuevo material en eventos especiales, lo que no le impide mantener a la vez su discurso populista; dos enfoques diferentes para dos tipos de público sin demasiadas conexiones.
En Barcelona nos quedamos con el Bregovic menos exclusivo y, sin embargo, con el más animado. Muy for the masses: al comando de su nerviosa orquesta gitana, el antiguo compositor de cabecera del cineasta Emir Kusturica exprimió cual naranja sus piezas para metales y jaleos de borrachera y convertir así el Palau de la Música en una fiesta. No podía ser menos con temas como Polizia molto arrabbiata, Hop-hop-hop, So nevo si y Ederlezi estratégicamente ubicadas en los diferentes puntos de inflexión del repertorio, pensadas para ir manteniendo la temperatura en el punto de ebullición en todo momento: una al principio, el resto alternando con pasajes más relajados o elegíacos -incluidos momentos de sus bandas sonoras más celebradas- y para el final cerrando el concierto con la reglamentaria traca que deja al personal satisfecho y exhausto.
Es innegable que Bregovic no arriesgó ni lo más mínimo. Confió en su banda beoda, en ese sector del público que golpea el suelo con el pie a cada explosión de tuba y trombón, y en fragmentos de folklore balcánico sabiamente mezclados con rock de los que ya ha probado su eficacia en mil ocasiones. Fue el Bregovic de otras temporadas, un Bregovic ya visto y que no quiso mostrar nada nuevo a pesar de que su currículum sigue creciendo con piezas quizá no tan funcionales que enriquecen su perfil como compositor.Pero al igual que ese Michael Nyman con el que tiene bastante en común, para él una cosa es el pan y otra el respeto. El viernes Bregovic vino a ganarse el pan, y muy dignamente que lo hizo.
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