DKV JOVENTUT 79
TAU CERAMICA 67
OLIMPIC DE BADALONA. 7.031 ESPECTADORES.
Huertas (4) Rudy F. (20) Archibald (15) Laviña (-) Gaines (6) Bennett (17) Vázquez (6) Ricky Rubio (5) Betts (6)
Scola (15) Prigioni (3) Erdogan (6) s.c.Splitter (5) House (16) Vidal (-) Planinic (-) Teletovic (-) s.c.Peker (3) Arslan (13
Arbitros: Mitjana, Redondo y Montserrat Descalificados: Prigioni.
Eliminados: Archibald y House.
BADALONA.- Caprichoso destino que hizo coincidir el retorno de Bozidar Maljkovic a la ACB precisamente en la pista de su eterno enemigo, Aíto García Reneses. Caprichoso sí, porque la vida es larga y cuando existen deudas pendientes, éstas se van cobrando en lugares y circunstancias sorprendentes. Debutaba Maljkovic con el Tau y Aíto y su grupo disfrutaron amargándole la mañana. Porque el Joventut realizó una de esas actuaciones que llevan la firma de su entrenador.
Un guión perfecto, el mejor para un Aíto que gestionó perfectamente los tiempos de un partido largo, casi interminable, para acabar imponiéndose con una autoridad al final insultante. La sonrisa del entrenador madrileño de la Penya coincidía con el rostro serio, casi ofendido, de un Maljkovic que, mientras todos se saludaban cortésmente en el centro de la pista, enfilaba en solitario el camino de los vestuarios. Ni un saludo, ni antes ni después del partido, entre dos entrenadores que se juraron odio eterno hace ya más una década, en el siglo pasado, y que se mantendrán distantes mientras existan.
Orgullos aparte, el Joventut se benefició de un Tau irregular a lo largo del partido y desquiciado al final. Un Tau que alternó una puesta en escena perfecta (13-23) con un lamentable atasco ofensivo en el último cuarto (26-9). Tanto cambio de entrenador no es fácil de asimilar por unos jugadores que arrasan en Europa y que en la ACB viven en una montaña rusa. Veremos cómo reaccionan ante las formas y conceptos de un Maljkovic que mostró ayer el mismo rostro inexpresivo que le caracterizó en el Real Madrid.Asistió prácticamente sin inmutarse a las barbaridades de Splitter, los extraños errores de Planinic y la inconsistencia de un desconocido Prigioni, que acabó descalificado por llamar «boludo» a uno de los colegiados.
Y enfrente, un Joventut que mejora cuando se instala en la humildad, con Bennett y Rudy Fernández especialmente motivados, como Betts, como un Ricky Rubio siempre listo, siempre activo, siempre decisivo y al que se encomienda en cada partido su entrenador no tanto por proyectar su futuro como para resolver su presente. Y, tras aguantar con paciencia los mejores momentos del Tau en el tercer cuarto (50-58, minuto 29), se lanzó a por el desenlace con sus jugadores más importantes, léase Rudy y Bennett, más descansados y con esa fuerza -física y anímica- descomunal que aparece en este grupo nadie sabe de dónde. Y claro, ganaron y no lo hicieron por poco. Al final, acabaron arrasando.