Pocos minutos antes del inicio del clásico ante el Real Madrid, el fiel ayudante de Rijkaard y ex componente del Dream Team, Eusebio Sacristán, argumentaba la decisión de volver a optar por el temerario 3-4-3 que hiciera famoso Johan Cruyff. «Es la única forma de que jueguen los futbolistas que queremos». Eusebio se refería al concurso de Iniesta, Deco y Xavi en el centro del campo. En cualquier caso, parece un precio descabellado a pagar viendo los graves desbarajustes que provoca el nuevo sistema en el Barcelona, sobre todo en la retaguardia.
Rijkaard ha jubilado el 4-3-3 para abrazar el 3-4-3 en tres de sus últimos cuatro encuentros (La Romareda, Anfield y Camp Nou, ante el Real Madrid), con resultados de lo más preocupantes. A Johan Cruyff, dadas las características de sus defensores, el sistema le venía de fábula. En el puesto de líbero, el Flaco contaba con Ronald Koeman, lento, con una cintura quebradiza, pero contudente y con una privilegiada salida del balón. Rijkaard, en cambio, cuenta con Lilian Thuram, un futbolista que ha perdido toda su velocidad y tiene dificultades en la salida del balón. Las diferencias entre los dos marcadores del Dream Team y del actual Barcelona son aún más evidentes. Mientras que Albert Ferrer y Sergi Barjuan eran carrileros reconvertidos, veloces y buenos marcadores, Oleguer y Puyol son centrales puros, que no se acostumbran a verse solos en las marcas. Oleguer, además de ser un futbolista exento de velocidad, no es nada fiable en los uno contra uno. El capitán azulgrana, mientras, sufre lo indecible para tapar las grietas de sus dos compañeros./ F. C.
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