Hasta hace, más o menos, un mes, el director de fútbol del Real Madrid estaba convencido de que Capello era ingobernable y que, era más, así tenía que ser. Luego llegó su discusión con el entrenador acerca de Emerson, y Capello estuvo a punto de marcharse porque a él nadie le dice lo que hay que hacer en su equipo.

Los pobres resultados fueron desgastando al italiano, cuya fuerza en el vestuario se desplomó totalmente tras la eliminación en la Liga de Campeones, el pasado miércoles en Múnich. Entonces, la suplencia de Guti en beneficio del inquietante Emerson dejó petrificados a la inmensa mayoría de los jugadores. No podían dar crédito, y mucho menos cuando al recibir el gol a los 10 segundos de comenzar el encuentro, Capello mantuvo al brasileño durante media hora.

Antes del duelo del Camp Nou no ha sido Mijatovic, pero sí los jugadores los que hicieron ver al preparador la necesidad de apostar por una idea de juego más acorde con la envergadura del club. «No se trata de una imposición. No vamos a obligar a nada a Capello, faltaría más, pero sí hacerle ver que el juego del equipo necesita de un sello más imaginativo», explica un miembro de la plantilla.

«Nadie me ha impuesto jamás una alineación, ni un jugador. Eso no lo consentiré jamás», afirmó muy enfadado el técnico italiano después de que le preguntaran si había aceptado instrucciones para el once del encuentro de ida frente al Bayern Múnich.

Efectivamente, los jugadores del Real Madrid no le impusieron a Capello el equipo que saltó al Camp Nou uno por uno, pero sí que le hicieron ver la necesidad de tratar al Barcelona de tú a tú, sin miedos. La figura de Guti se ha convertido en intocable para la inmensa mayoría de la plantilla (no para Emerson, desde luego).

Precisamente, la sustitución de Guti a 10 minutos del final fue una decisión que no entendieron sus compañeros (ni ellos, ni tampoco los del Barcelona). Posteriormente, Capello justificó con el cansancio la retirada del segundo capitán. En este punto concreto, los cambios, hay enfado con el italiano en la cúpula del club blanco. No se entiende cómo no agotó las tres sustituciones en el Camp Nou, algo que no sólo habría dado aire al equipo, sino que habría robado al encuentro, tal vez, el tiempo suficiente para que a Leo Messi no le hubiera alcanzado para anotar el gol del empate. Tampoco entienden en el Real Madrid por qué Capello cometió el mismo pecado en Múnich, donde sólo realizó dos cambios.

Se da la circunstancia de que si Capello mantiene esta postura abierta y con el vestuario, podría ir evitando semana a semana su destitución. Un tropiezo el domingo frente al Nàstic le mandaría al paro forzoso, aunque hay lío en este asunto. Capello tiene muy claro que si se marcha peleará por su ficha de las dos próximas temporadas, pese a que Ramón Calderón mantiene que en el caso de que fuera despedido, el italiano sólo cobraría una.