Ron Dennis está orgulloso de Lewis Hamilton, su nieto negro. Le mima desde que el piloto tenía 11 años y destacaba en los karts. Vio triunfos en su talento y una mina de negocio en el color de su piel. El impacto mediático ya lo tiene en estos momentos, con Inglaterra, el centro neurálgico de la F1, ilusionada en las posibilidades del chico. Un compatriota pilotando los coches que más gloria han dado al automovilismo británico. Combinación muy golosa para los inversores. Su rendimiento en la pista es la mayor duda del equipo McLaren. La pretemporada ha demostrado la inocencia del debutante. El aparatoso accidente que sufrió en una sesión de entrenamientos en Valencia retrasó todo el programa de la escudería. Y en los últimos tests de Bahrein, Fernando Alonso tuvo que salir a la pista un día más de lo previsto debido a los escasos avances del novato compañero.
Hamilton tiene dos misiones para ayudar a Alonso: robar puntos a los rivales del español y mejorar el coche. En estos momentos, en el equipo ya dudan de que pueda cumplir con los objetivos. Y las casas de apuestas le sitúan como el octavo favorito al título.
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