Lunes, 12 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6294.
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 DEPORTES
EL RUEDO IBÉRICO
El número mágico
CARLOS TORO

Un resultado inédito en un partido insólito dejó las cosas como estaban. Va el Madrid al Camp Nou, le mete tres al Barça y no cambia nada. El Barça recibe en el Camp Nou al Madrid, le mete tres goles y no cambia nada. Tres goles como tres soles, como tres moles. Ambos los anotan y ambos los reciben. Nadie avanza o retrocede. O, mejor dicho, los dos avanzan y retroceden al tiempo. Todo esto es una retorcida forma de decir que hubo empate y que, por lo tanto, ni el Barça está más cerca del título ni el Madrid más lejos. O al revés. Frenético, febril partido de esos que gustan a todo el mundo menos a los entrenadores. Y a los defensas, que salen del campo maldiciendo entre dientes y abrigando pensamientos pesimistas acerca de palabras como titularidad o renovación.

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El tres fue el número mágico. Se jugaban tres puntos, los dos equipos marcaron tres tantos, Messi anotó los tres de su equipo y, mientras tanto, Míchel, que iba a sustituir a Capello a tres meses del fin de la Liga, veía como a su equipo, el Castilla, le endosaban tres goles. El elemento compositivo «tri» está muy ligado a la descripción y narración futbolísticas con palabras como tríada, tridente, triangular, tripleta, triplete, trío (arbitral)... El Barcelona tiene en tres extranjeros a sus grandes figuras: Ronaldinho, Eto'o y Messi. Un tríptico de ases, un triunvirato. El primero, desesperantemente individualista y obtuso, sigue metido en un bache de juego y anda en triciclo. El segundo, tras su lesión, se ha reencontrado con la velocidad, busca recobrar la precisión y navega en trimarán. El tercero, tras superar sus achaques, ha recuperado todas sus virtudes y vuela en trimotor.

Decíamos que ni el Barça ni el Madrid habían perdido o ganado nada. No es del todo cierto. El Barça gana tiempo y el Madrid, después de tres años de sequía, pierde una oportunidad de terminar con ella. Quizás su gran oportunidad de aferrarse a la Liga por medio de un triple golpe (de suerte, de mano, de efecto) que nos hiciera exclamar: «¡Al tercer mes resucitó!». Las tres estocadas no lo mataron, ni el fútbol, tras la Copa y la Champions, le ha llegado a negar tres veces. Se encomienda a dos de las tres virtudes teologales: la fe y la esperanza. Rechaza la caridad.

Empate a tres. Conclusión: ni los azulgranas fueron las tres gracias, ni los blancos tres tristes tigres.

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