Los sindicatos de Endesa se opondrán a cualquier alternativa que no garantice la integridad de la compañía. La inesperada entrada de Enel en el capital de la eléctrica ha generado un clima de inquietud. Sobre todo, a raíz de los rumores que apuntan a la hipotética partición de los activos de la empresa, para contentar a todas las partes implicadas en la puja. Esta sospecha ha motivado que hasta los representantes de UGT, el sindicato más vinculado al PSOE, lancen sus críticas directamente contra el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, por su intervención en la OPA.
Tras la entrada de Enel en Endesa, la Sección Sindical Estatal de UGT-Endesa ha emitido un comunicado interno en el que arremete contra la «desafortunada aventura inducida desde las más altas instancias del Gobierno». El documento, titulado ¡No al reparto de Endesa!, advierte de que «las extrañas operaciones financieras» materializadas «pueden afectar a la integridad» de la compañía, que tiene en nómina a 27.000 personas.
«En esta ocasión, el protagonista es la empresa eléctrica italiana Enel», recuerda la nota de UGT. «La irrupción de este nuevo actor en medio del espectáculo financiero en el que han convertido la compraventa de la eléctrica española vuelve a poner en grave peligro su integridad como proyecto de futuro», insisten los representantes de la central liderada por Cándido Méndez.
«No queremos que se nos vincule a operaciones políticas, por lo que siempre hemos defendido y defenderemos lo que legítimamente consideramos mejor para nuestra empresa y los trabajadores que representamos», confiesan desde UGT.
La sección sindical asegura que «cualquier desenlace debe garantizar el mantenimiento de la integridad de Endesa, siendo ésta la mejor solución para la defensa de los intereses de los trabajadores y de los consumidores». «Preguntamos a los inductores de estas operaciones si han medido las consecuencias y alentamos al Gobierno a que de una vez por todas elabore unas reglas de juego tendentes a fortalecer el sector energético en su conjunto y se olvide de hacer juegos malabares para propiciar la desaparición de la primera empresa energética de nuestro país», añade.
De momento, sólo la sección sindical de UGT se ha pronunciado sobre la aparición de Enel. CCOO, la otra central presente en Endesa, ha reiterado desde que Gas Natural abrió la veda que se opondrá radicalmente a cualquier movimiento que suponga «recortes en las inversiones, tanto materiales como de recursos humanos». Y en línea con la postura de UGT, ha reclamado al Ejecutivo que aclare qué modelo sectorial quiere aplicar en el mercado español de la energía. «La Federación Minerometalúrgica de CCOO insta al Gobierno a que aclare qué tipo de sector quiere para España. Esta organización advierte de que si se da el visto bueno a la compra se abre la posibilidad de que otras empresas también puedan ser opadas, con el riesgo que supondría para el desmantelamiento del tejido industrial de nuestro país», advertía hace un año, cuando E.ON lanzó su OPA.
Sí se ha manifestado oficialmente la Asociación Sindical Independiente de la Energía (ASIE), otra de las organizaciones con reprentación en la empresa. «Con la aparición de Enel, con claras connotaciones políticas y el más que evidente intervencionismo por parte del Gobierno, el panorama se complica, haciéndose aún más enrevesado», señala ASIE en un comunicado del 7 de marzo.
«El riesgo de troceamiento de la empresa, con las nefastas consecuencias que acarrearía, es cada vez más evidente», advierte, antes de concluir: «Volvemos a percibir el nulo interés del Gobierno hacia la primera empresa eléctrica del país y, por supuesto, a los miles de puestos de trabajo que genera».
Incierto futuro
Por ahora, ni Acciona ni Enel, principales accionistas de la eléctrica española, han explicado sus intenciones. Entre otras cosas, porque aún no tienen representación en el consejo de administración presidido por Manuel Pizarro. Y a estas alturas ni siquiera está claro que puedan tenerla. Tendrá que decidirlo la Comisión Nacional de la Energía (CNE). La institución presidida por Maite Costa tendrá que determinar si la presencia de las dos empresas en negocios en los que compite Endesa es motivo para condicionar la entrada en los órganos de gestión. Enel es el propietario de la quinta eléctrica española (Viesgo) y comparte con Unión Fenosa el capital de su filial de energías renovables. Por su parte, Acciona es rival de Endesa en producción eólica.
El precedente sentado en el caso de ACS e Iberdrola (la constructora tendrá ciertos derechos políticos en la junta de accionistas de la eléctrica) invita a los analistas a augurar que tanto Enel como Acciona tendrán voz y voto en la compañía comandada por Pizarro. Este pronóstico, unido a las dificultades que debe superar E.ON, refuerza la teoría del reparto de Endesa. Fuentes del sector eléctrico ven muy factible que los dos accionistas aboguen por absorber los activos que más se acoplan a sus respectivas estructuras de negocio.