LONDRES.-
El ex jefe de los inspectores de la ONU en Irak, el sueco Hans Blix, acusó ayer al primer ministro británico, Tony Blair, de manipulación durante el periodo previo a la Guerra de Irak en 2003.
En una entrevista a la televisión británica Sky News, Blix dijo que tanto Blair como otras personas implicadas en el informe del Gobierno británico sobre Irak utilizado para justificar la guerra «sustituyeron los signos de interrogación por los de exclamación». «Creo que tuvieron su castigo político por ello. Perdieron mucha confianza, tanto el presidente de EEUU, George W. Bush, como Blair», señaló, según recoge la agencia Efe.
Blix, jefe de la Comisión para la Inspección, Vigilancia y Verificación del Desarme en Irak (UNMOVIC), dijo que la guerra fue «claramente ilegal». El diplomático sueco intentó hasta el último momento evitar la contienda junto con el director general del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), Mohamed el Baradei. Ambos alegaron que sus inspectores no pudieron constatar que el régimen de Sadam Husein hubiera reactivado su programa nuclear.
«Creo que si nos hubieran permitido llevar a cabo las inspecciones un par de meses más, habríamos sido capaces de ir a todas las instalaciones sospechosas. Y como no había armas, habríamos podido venir con esa respuesta: no hay armas en todos los lugares que nos habéis dado», explicó Blix.
Sin embargo, en opinión del diplomático, «EEUU quería ver cualquier cosa como una prueba de que los iraquíes tenían armas de destrucción masiva». Y añadió, en declaraciones a la cadena británica Sky News: «Nosotros estábamos simplemente buscando la verdad. No asumimos que las tuviesen ni que no las tuviesen». Para el ex jefe de los inspectores de la ONU en Irak, «todo en Irak después de la invasión ha sido una tragedia». «La única cosa positiva es la desaparición de Sadan Husein», dice.
En referencia a la crisis originada por el programa nuclear iraní, Blix confió en que la mayoría del Consejo de Seguridad de la ONU esté en contra de una acción militar. Además, la atmósfera en Washington ha cambiado «bastante» y «los estadounidenses están cansados de aventuras militares».
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