Lunes, 12 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6294.
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Impresiones
La falta de mesura de los políticos crispa a la sociedad

El éxito de la manifestación del pasado sábado contra la excarcelación de De Juana dio lugar ayer a una catarata de descalificaciones contra el PP por parte del PSOE y sus socios en el Parlamento. La salida de tono más lamentable fue la de José Blanco: «A Rajoy le parecieron muchos los que asistieron a la manifestación, pero fueron la mitad de las víctimas de la Guerra de Irak y a ésas no les dedicó ni un minuto». La equiparación de los manifestantes con las víctimas de la Guerra de Irak es tan incomprensible que sólo se puede interpretar como una forma de golpear al contrario sin siquiera cumplir las reglas del combate, político en este caso. Los socialistas intentan tapar el caso De Juana resucitando el respaldo del entonces Gobierno del PP a la Guerra de Irak, a pesar de que los populares ya pagaron su factura electoral. El portavoz de ERC, Joan Ridao, definió la manifestación como «una exhibición de falangismo nostálgico y golpe de estado en la calle», confundiendo sus deseos de situar al PP en la ultraderecha con la realidad. También hubo excesos en la respuesta de algunos dirigentes del PP. Juan Vicente Herrera señaló que Zapatero se ha puesto del «lado de los verdugos y no de las víctimas» y el asturiano Ovidio Sánchez denunció «la complicidad de Zapatero» con la banda. Esta escalada verbal no tendría importancia si no fuera porque la crispación se está trasladando a la calle, como lo prueba el hecho de que en Madrid se hayan registrado 25 ataques a sedes o militantes del PSOE y PP en los últimos meses. Ayer mismo apareció en un local socialista de Getafe una pintada amenazante contra Zapatero. Las fuerzas políticas mayoritarias deben hacer un llamamiento a la mesura de sus militantes y votantes, ya que, tal y como ayer dijo gráficamente Durán Lleida, «el ojo por ojo de PP y PSOE nos puede dejar ciegos a todos».

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