Autor: Xavier Montsalvatge./ Obra: El gato con botas./ Intérpretes: Marisa Martins (El gato), María Luz Martínez (Princesa), Antoni Comas (Molinero), Enric Martínez-Castignani (El rey), Miguel Angel Zapater (Ogro) y Orquestra de l'Acadèmia del Gran Teatre del Liceu./ Director: Josep Vicent./ Vestuario: Agatha Ruiz de la Prada./ Coproducción del Gran Teatre del Liceu, el Teatro Real, la Asociación Bilbaína Amigos de la Opera y la Fundación Opera de Oviedo./ Escenario: Liceu./ Fecha: 10 de marzo.

Calificación: ****

La ópera que está consiguiendo un éxito de público necesita crear verdadera afición en lo que serán las generaciones futuras. Por ello son loables iniciativas como la que comentamos, con una ópera que narra un cuento infantil, pero con una música que teniendo en cuenta estas características no olvida una parte del público a la que va dirigida. El gato con botas es una obra que se estrenó en el Gran Teatre del Liceu la temporada del centenario, que se repuso en 1962 y que también se ha dado en la Opera en la Universidad.

Xavier Montsalvatge es un compositor que tiene un lenguaje personal, asumiendo aquellas tendencias que le son afines y transformándolas en un estilo propio y efectivo, con un cierto sentido del humor, como podemos comprobar en esta obra, desde una obertura, muy bien planteada, hasta los momentos más divertidos, como son las danzas de los animales que se transforma el ogro o en aquellos en que incluye una cierta densidad emotiva.

La puesta en escena de Emilio Sagi tiene una gran fluidez, dándole el aspecto infantil, pero también un movimiento de intérpretes trepidante y lleno de vitalidad. Cuenta, además, con una sencilla pero bellísima escenografía y vestuario de Agatha Ruiz de la Prada, llenos de un gran colorido, aparentemente simple, pero lleno de detalles, que enmarcan tanto el aspecto más infantil como el más romántico, realzado con una iluminación muy cuidada de José Luis Canales. Otro elemento que ha contribuido a elevar el nivel de la velada es la dirección de Josep Vicent, que no sólo consigue un rendimiento muy elevado de la Orquestra de l'Acadèmia del Gran Teatre del Liceu, sino que su versión supo engrandecer tanto los momentos más mágicos de la partitura como los de mayor humor, generando fantasía, ilusión y pasión. En una obra de estas características son importantes los solistas, pero lo es más el espíritu de equipo, que funcionó como un reloj. Marisa Martins sabe dar, al inteligente gato, la fluidez y el encanto necesario, de una forma elegante y sutil. Antoni Comas da vida al molinero, expresando con su buen fraseo el carácter rústico y enamorado del joven con su cuidado estilo musical.

Enric Martínez-Castignani remarca el estilo algo ridículo del rey, con gran sentido de actor, sin caer en excesos; Miguel Angel Zapater da intensidad al Ogro, manteniendo la aparente fiereza, y María Luz Martínez es una musical princesa. A destacar la gran labor de los cuatro bailarines, Asunción Quintero, Silvia Martín, Cristina Arias y Jesús González, que realzan la simpática coreografía de Nuria Castejón.