Martes, 13 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6295.
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 CULTURA
FESTIVAL DE CINE DE MALAGA
«La revolución cubana no escapará a nada ni a nadie»
Juan Luis Galiardo interpreta al comandante en 'I love Miami', de Alejandro González Padilla
CRISTOBAL G. MONTILLA / MALAGA

.- «La Revolución cubana no escapará, en ningún momento, a nada ni nadie». Juan Luis Galiardo hablaba, en la tarde de ayer, con estos términos y en un tono que parecían situarnos ante el mismísimo Fidel Castro. La demostración, aparentemente improvisada, tuvo lugar durante la presentación en el Festival de Cine Español de Málaga de I love Miami, la película del mexicano Alejandro González Padilla en la que Juan Luis Galiardo encarna al dictador caracterizado con gran realismo.

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Al frente de una parodia dedicada a los balseros en la que Fidel Castro aparece sin su uniforme verde olivo e inmerso en un paradójico exilio en Miami, Galiardo reconoce haberse enfrentado a un personaje de una complejidad suprema, «por la dificultad que ha supuesto descubrir su tono de voz». «Fidel es un mito viviente que tiene una dicción muy particular, y que habla de una manera que tuve que descubrir con la ayuda de su hija Alina, con una voz ronca que emplea elementos sintácticos muy concretos que no son cubanismos», argumentó Galiardo.

A este reto se enfrentó tras superar otras dificultades que le preocupaban menos, «pues la caracterización estaba garantizada con el trabajo de una magnífica maquilladora que vino de Los Angeles», «y su movimiento con apariencia de cansado también conseguimos imitarlos llegando a descubrir incluso unas alteraciones que le producen al andar una artrosis».

Todo esto fue superado, siguiendo los argumentos de Galiardo, con el obstáculo añadido de que se enfrenta a una dicotomía interpretativa en la que es Fidel Castro «un trozo de película», mientras que en el resto es Alejandro Sánchez, «un superviviente de un atentado exiliado en Miami, y cuya voz es muy distinta a la del dictador, más apagada y escondida».

Además, en este acercamiento a la personalidad del dictador, tanto el protagonista como el director de la película han contado «con el asesoramiento a diario» de una de las hijas de Castro, Alina Fernández, que llega a aparecer en pantalla.

«También nos ha acompañado uno de sus compañeros en la Revolución, Uber Matos, pero con una visión más parcial, ya que es uno de los muchos disidentes que vive en Miami con los que hemos hablado», explicó el intérprete.

A la hora de asignar una definición con pocas palabras a este largometraje, el actor prefirió huir de las etiquetas y aseveró que I love Miami «no es una película política, sino humana, en la que se trata de llevar al límite a un personaje que vive en una situación límite».

Es más, para ilustrar el proceso con el que se transforma en la ficción la figura del dictador cubano, echó mano de un ejemplo de lo más ácido, bastante borbónico pero poco monárquico: «¿Qué pasaría si al Rey de España lo soltamos en Nigeria sin dinero, sin escoltas y sin alimentos? ¿Podría sobrevivir?», se preguntó Galiardo para después enfatizar que «este tipo de historias es lo que hace que una anécdota se convierta en una gran película». «Y en I love Miami de una anécdota termina saliendo una gran película, os lo puedo asegurar», sostuvo el actor.

Para argumentar en términos cinematográficos la afirmación de que Fidel Castro es el personaje que le ha resultado más difícil en toda su carrera, Galiardo repasó su filmografía, empezando por clásicos como Don Quijote.

Sobre la interpretación de éste dijo que le resultó mucho más sencillo que la del dictador cubano, «porque su caracterización no resultó tan compleja, y por el hecho de conocer bastante bien el texto de Cervantes». «También influyó que el teatro me ha dado una gran modulación de la voz y, como decía Rafael Azcona: 'Hay que joderse Galiardo, con esa voz cualquiera hace el Quijote'».

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