Los primeros serían «las víctimas de la serpiente terrorista y las gentes sencillas que espontáneamente han querido solidarizarse con los débiles, que, en lugar de tirarse al monte, volvieron a la calle».

Entre los traidores, el obispo alude, sin nombrarlo, al Gobierno, al que acusa de pervertir un sentimiento noble como el perdón, «a fin de camuflar el chantaje del que siendo rehenes ellos mismos, nos hacen víctimas a todos».

Según Sanz Montes, la excarcelación de José Ignacio de Juana Chaos «mancha el nombre de la paz y de la piedad, convirtiéndolo en moneda de cambio con que pagar la particular guerra contra sus adversarios políticos, sociales y mediáticos, llegando a pervertir un sentimiento noble como el del perdón».

El obispo califica de declaración insólita que se diga que «por piedad» y «defensa de la vida» se haya salvado a De Juana Chaos, «un asesino que celebra sus 25 matanzas brindando con champán». Añade que quienes defienden la vida de esta forma «no pondrán más obstáculos para saber la verdad de la maraña confusa y confundida, cuya sospecha les mira», sobre el 11-M.

Asimismo, confía en que esos mismos individuos respeten la libertad de una educación no sectaria, que encabezarán la defensa de la vida luchando contra el aborto y la eutanasia, y que ya «no jugarán a romper la familia con leyes para sus amiguetes».

«Colar su mentira inmoral»

«Si no lo hacen así, nos habrán vuelto a colar su mentira, que hasta pueden hacerla legal, pero que es y será inmoral», considera.

El presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, se mostró sorprendido ayer por las palabras del obispo: «Todo el mundo es libre de pensar lo que quiera y de expresarse. Pero a mí me ha sorprendido, no estábamos acostumbrados a un compromiso político tan intenso de un obispo».

Sanz Montes matizó que en su escrito no se refiere a siglas políticas ni cita nombres propios.