La imagen, estudiada, con la Gran Vía a sus espaldas para enfatizar la importancia de su propuesta de peatonalización en la que está incluido un tranvía. Uno tras otro ocupan una pequeña grada ascendente por orden políticamente inverso. Es decir, los primeros puestos de la candidatura abajo y el resto arriba. En el medio, como el padre de todos y un paso adelantado, Miguel Sebastián. Dos frases, «hay equipo» y «hay partido» escritas en sendos carteles con el logo del PSOE flanquean a los miembros de la candidatura. Nada de excesos. Todo muy austero.

«No se ve la Gran Vía», se quejan los fotógrafos que ya andaban algo alterados por tener que inmortalizar el momento con el sol castigando sus objetivos. En un instante, alguien le pasa un teléfono móvil al candidato. Alza la mano e intenta hacerse una foto con el terminal con los miembros de su candidatura a su espalda. «Sonreíd, chicos. Luego os la enseño», comenta con tono jocoso. Agotados los disparos de los fotógrafos abraza a su números dos y tres antes de atender a los medios. «Con las mujeres, con las mujeres, una foto con las mujeres», dice una voz. Sebastián cambia el escenario de la imagen y se rodea de las 27 féminas, el 48% de total, que forman parte de su lista. Una vez acabada la faena con los fotógrafos una nube de plumillas le rodea. Lo primero que hace es definir a los suyos. «Este es un equipo joven, solvente y paritario que conforma una alternativa de Gobierno creíble». Luego, iluminado por la doctrina de partido, recalca las consignas: «Hay equipo, hay proyecto, hay partido», quizá para espantar los malos espíritus que parecen haberse instalado en el Grupo Municipal. Ya se sabe, hay que integrar y hacer piña. Es lo que toca. Entretanto, el resto de miembros de la candidatura pululaban por los alrededores, bajo la mirada inquisitiva de agentes de la Policía Nacional y Municipal que velan para evitar posibles problemas.

«Una alternativa creíble».

Los viandantes se quedaban mirando, pero eran pocos los que se acercaban a preguntar. Bien es cierto que la vorágine del momento no permitía muchas alegrías. «Nos vamos a volcar para ofrecer a la gente de Madrid lo que está esperando, una alternativa creíble, solvente e ilusionante para una ciudad del siglo XXI», precisó con una dialéctica electoralista.

Por aquello de que la mejor defensa es un buen ataque, salió al paso de las insinuaciones de que su lista carece de gestores. «Experiencia, gestión, representación y conocimientos», estos son los atributos, que a su entender, tienen sus compañero. Al margen de la experiencia de gestión «en las tres administraciones públicas», destacó al ramillete de personas que vienen del mundo de la empresa y de la sociedad civil.

La edad media de los miembros de la lista es de 43 años y uno de cada ocho tiene menos de 31 años.

Preguntado por los resultados de las encuestas, prefirió dar una larga cambiada y no comentar ni las propias ni la ajenas. «Sabemos que queda poco tiempo, pero nuestras ganas y nuestra ilusión va a poder con ese tiempo escaso y la verdadera encuesta tendrá lugar el 27 de mayo, con los ciudadanos eligiendo a su nuevo alcalde», aseguró. Sebastián volvió a lanzar el anzuelo para intentar adelantar un cara a cara con Gallardón. «Le he invitado a todos los debates que él quiera, en un sitio público con todos los medios. Estamos esperando una respuesta para que debata los problemas de Madrid con la alternativa, que es el PSOE y que soy yo para la ciudad de Madrid».

El candidato socialista volvió a incluir en sus declaraciones ante los medios la cuña del modelo de ciudad que busca. El se decanta por uno basado en la convivencia, la calidad de vida y las oportunidades, y volvió a hablar de la opción de recuperar el tranvía, (uno para los distritos del este y otro desde Legazpi al norte de la Castellana). Respecto al tren ligero en Gran Vía y Sol, dijo que aún está en estudio. No tuvo ningún reparo en mostrarse contundente contra el problema de la prostitución en la calle. «Tolerancia cero», sentenció.

Finalizado el encuentro con los medios, con las mismas, se marchó con los suyos por la calle de Princesa a tomar café.