Decía ayer Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 1936) que Madrid es la casa de todos. El escritor inauguró junto a la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, el centro hispanoperuano de Majadahonda, un lugar que quiere ser punto de encuentro para los 80.000 peruanos que residen en la región, pero también para todos los que quieran conocer la cultura y costumbres del país andino.

Cientos de personas acudieron al acto para ver de cerca a esta figura literaria, un peruano madrileño de corazón, que posee los premios Príncipe de Asturias, Cervantes y es honoris causa en un sinfín de universidades. Antes hubo aplausos para sus cuatro compatriotas fallecidos en el 11-M y el soldado andino del Ejército español muerto en Afganistán. A Vargas Llosa lo definieron como el autor peruano más universal, y él se apresuró a decir que antes ya ocupaban ese puesto el inca Garcilaso de la Vega, Ricardo Palma o Bryce Echenique. Aguirre, en cambio, le dijo que era «el autor madrileño más universal». Vargas Llosa recordó cómo llegó por primera vez a la capital en 1958 para estudiar en la Complutense y charló con M2 unos minutos para rememorar sus pensamientos del viejo y el nuevo Madrid.

Pregunta.- Hábleme de ese Madrid que usted conoció cuando vino aquí a estudiar, hace casi 50 años.

Respuesta.- Yo conocí un Madrid muy pequeñín. Un Madrid además muy cerrado sobre sí mismo, muy desconectado del mundo.

P.- ¿Una ciudad provinciana, poco más que un pueblo?

R.- Bueno, con encanto. Es verdad que tenía un aislamiento tremendo, pero tenía mucho encanto, porque era una ciudad que uno podía recorrerla andando, y yo lo hacía, siguiendo por ejemplo los itinerarios de las novelas madrileñas de Baroja; se podía seguir la ruta de Fortunata y Jacinta, de Galdós... Encanto tenía, pero al mismo tiempo era una ciudad muy provinciana, con un gran desconocimiento sobre lo que ocurría en el resto del mundo. Para mí, una de las experiencias más extraordinarias en la vida ha sido ver la transformación de España y de Madrid en este medio siglo.

P.- Ahora es una gran ciudad.

R.- En el caso de Madrid es una cosa muy notable porque no solamente ha crecido de una manera impresionante, ha prosperado y se ha modernizado, sino que hoy día es una ciudad cosmopolita, de una enorme vida cultural, y una ciudad abierta; típica ciudad abierta en el sentido cultural, en el sentido económico, e incluso yo me atrevería a decir en el sentido ideológico también. Creo que hay un espíritu libertario en Madrid extraordinario. Por eso es que los extranjeros dejan de sentirse extranjeros nada más llegar a Madrid, ¿eh?

P.- ¿Con qué parte se queda usted de la ciudad?

R.- Me quedo con la parte en la que vivo, que es el Madrid antiguo. Vivo en la plaza de las Descalzas, que creo que es el sitio más bonito de Madrid, o sea que me siento muy contento ahí donde estoy.

P.- También ha cambiado esa parte antigua.

R.- Creo que una de las buenas cosas que está haciendo la Comunidad es revivir un poco el viejo Madrid, devolviendo la seguridad, el atractivo cultural que tuvo en un momento y estuvo a punto de perder en una época.

P.- Quizá con sus libros en el futuro vengan otros escritores y caminen por sus rutas, como usted hacía con las de Baroja.

R.- En mi última novela me he atrevido a hacer un capítulo sobre Madrid, pero Madrid está lleno de grandes escritores que han creado un Madrid literario. Yo he citado a Baroja y a Galdós, curiosamente dos escritores que no eran madrileños y, sin embargo, ¡cómo han contribuido a crear el Madrid literario!

P.- Quizá no haber nacido aquí sea la manera de ver la ciudad con otros ojos, de poder crear cierto encanto en torno a ella al describirla.

R.- Generalmente, quienes aman más a las ciudades o a los países son aquellos que los adoptan. El nacimiento es una pura casualidad, pero adoptar a una ciudad o a un país es un acto de amor.

P.- Los de aquí somos más críticos con la ciudad.

R.- Pero, ¿tú eres madrileño?

P.- De Chamberí.

R.- ¡Pues eres una de las pocas excepciones a la regla!

P.- Suerte.

R.- Ah, y si quieres poner que voy a votar por Esperanza Aguirre, ponlo.

P.- Eso podría ser un titular.

R.- ¡Y pon también que espero que Esperanza sea algún día primera ministra de España!