Si a Estados Unidos le interesa la influencia siria en Irak, a los europeos lo que les preocupa es, sobre todo, su interferencia en la política del Líbano, donde Hizbulá y otras fuerzas pro-Damasco se oponen al Gobierno moderado de Fuad Siniora. «Sería bueno desbloquear la situación política actual para la cumbre», dijo Solana a su llegada a Beirut, en referencia a la reunión de líderes árabes el 28 de este mes.

El ministro de la diplomacia europea se entrevistó ayer con Siniora y con su opositor, el portavoz del Parlamento, Nabih Berri. «Ha dicho [Berri] que intentará ayudar... He salido de la reunión más optimista de lo que he entrado», explicó Solana. Hasta la oposición tiene ahora ganas de resolver una crisis que puede poner en peligro la ayuda internacional, pero la colaboración de Siria, principal apoyo político y financiero de Hizbulá, es esencial para un acuerdo.

Aunque Solana ha hablado con líderes sirios en alguna cumbre, desde el asesinato de Hariri no se ha reunido de forma oficial con ningún representante del Gobierno. Éste es su primer viaje desde principios de 2004 (Hariri fue asesinado el 14 de febrero de 2005) y, aunque se planteó el verano pasado, cuando estalló la guerra entre el Líbano e Israel, ha costado más de lo previsto por la resistencia de Jacques Chirac. El presidente galo era íntimo del ex primer ministro libanés y se oponía a cualquier gesto conciliador con el Estado sospechoso y que no colabora con la investigación (la oposición libanesa prosiria sigue bloqueando el intento de crear un tribunal de la ONU para juzgar los asesinatos de políticos y periodistas en el Líbano).

Sin embargo, Francia ha cedido ante el temor de que otros países europeos negocien por su cuenta, según confesó Chirac. El ministro español, Miguel Angel Moratinos, por ejemplo, ha hecho varios viajes sorpresa a Damasco para incomodidad de los franceses y de otros europeos desinformados. «Esta visita será una oportunidad para que Solana recuerde la determinación de la UE a la soberanía, la integridad territorial y la independencia del Líbano», dijo ayer el portavoz de Exteriores galo, Jean-Baptiste Mattei. «Espero un cambio de actitud que permita renovar las buenas relaciones», reafirmó Solana.

Siria, ante el caos iraquí y la ruptura con Irán por sus planes nucleares, es el único interlocutor que queda por intentar, y la Administración Bush ya se está moviendo. La asistente a la secretaria de Estado, Ellen Sauerbrey, viajó ayer a Damasco para tratar su crisis por la llegada de un millón de refugiados iraquíes, para la que Estados Unidos también ha ofrecido más fondos a Naciones Unidas. Además, la participación de Siria el sábado en una conferencia en Bagdad donde estaba representado el Gobierno Bush es un indicio de que el aislamiento diplomático sirio se puede acercar a su final.

Solana se reunirá con el presidente, Bashar Asad, para pedirle que adopte un «papel constructivo», tal vez siguiendo el ejemplo de Arabia Saudí, que el español visita también hoy, como el punto más dinámico de la diplomacia regional.