Martes, 13 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6295.
OPINION
 
Editorial
LA TORPEZA DE ZAPATERO CON EL SAHARA IRRITA A ARGELIA

Si Zapatero pensaba que a España le iba a salir gratis su apoyo a las tesis marroquíes sobre el Sáhara, se ha equivocado: el ministro argelino de Energía, Chakib Khelil, anunció ayer una fuerte subida del precio del gas que exporta a nuestro país desde hace más de tres décadas.

Cuando la delegación española encabezada por Rafael del Pino negoció a comienzos de los años 70 el contrato del gas con el Gobierno argelino, la única exigencia no escrita del presidente Boumedian fue un trato equitativo a su país, semejante al que España mantenía entonces con Marruecos.

Las relaciones entre España y Argelia se habían estrechado de forma notable en el periodo entre 1996 y 2004, la etapa de Aznar, en la que el Gobierno de Madrid apostó por la importación de gas argelino y por fuertes inversiones en dicho país.

Esa luna de miel se ha ido al traste desde la llegada al poder de Zapatero, que muy pronto se inclinó por potenciar una relación privilegiada con Marruecos en detrimento de Argelia. El Gobierno español había ido virando progresivamente hacia las tesis marroquíes sobre el Sáhara, pero sin decantarse totalmente hasta la semana pasada cuando Zapatero anunció en Rabat que apoya el plan de anexión marroquí de la antigua colonia española. En un intento de complacer a todas las partes, Zapatero matizó que ello era compatible con el respeto del derecho de autodeterminación de los saharauis, pero ello no convenció al Frente Polisario ni al Gobierno argelino.

El respaldo de Zapatero a las tesis de Rabat supone no sólo un giro de la política exterior desde la época de Franco sino además el alejamiento del llamado plan Baker, aprobado en la ONU en 2003 y que no ha podido ser llevado a efecto por el boicot de Mohamed VI.

Las declaraciones de Zapatero en Marruecos fueron interpretadas como una bofetada por el Gobierno argelino, que ha tardado muy pocos días en reaccionar. Ayer, en vísperas del viaje de los Reyes a Argel, el ministro de Energía anunció la subida de un 20% del precio del gas natural que exporta a España. Lo primero que hay que señalar es que casi el 30% de la producción eléctrica se genera hoy a través de centrales que funcionan con ese gas que viene de Argelia a unos precios muy inferiores a los de los mercados internacionales.

El mismo Gobierno que preside Zapatero optó por continuar adelante con la construcción de un segundo gasoducto que incrementará las importaciones de gas argelino para compensar la decisión de no construir nuevas centrales nucleares. Gas Natural tendrá un 10% en el consorcio liderado por Sonatrach que va a explotar este segundo gasoducto, según reveló ayer el ministro de Energía de Argelia, tal vez para compensar el anuncio de la subida de los precios.

Poco puede hacer el Gobierno para resistirse a las exigencias de Argelia, ya que España sólo cuenta con reservas de gas para diez días y la producción eléctrica es absolutamente dependiente del gasoducto. Pero Zapatero ha manejado rematadamente mal la relación con Argelia y ha abandonado a su suerte a los saharauis para ponerse en manos de Mohamed VI. Un grave error que tendrá consecuencias muy negativas para nuestro país.

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