El embajador Tsuriel Raphael parecía ser un asiduo de las páginas sociales de los diarios salvadoreños. Lo mismo aparecía de chaqueta y corbata en la conmemoración del Holocausto, que se celebró el pasado 30 de enero en la capital del país centroamericano, que elegía las mangas de camisa y la kipa -el tradicional gorro judío- para asistir a la celebración del día de Janucá en diciembre.
«Con kipas en su cabeza y cánticos solemnes, el representante diplomático de Israel en el país celebró junto a la comunidad judía las festividades de Janucá», se leía el 22 de diciembre en el periódico Diario Co Latino, en el que se observaba una fotografía del embajador de Tel Aviv encendiendo una de las ocho llamas del candelabro que da nombre a esa festividad.
Por supuesto, el diplomático no desaprovechaba la ocasión para recuperar el aleccionamiento político de sus audiencias, criticando a Hizbulá y a Hamas por haber promovido un «derramamiento de sangre» que «ha buscado imponer su visión extremista sobre toda la región y destruir a Israel».
El 11 de noviembre del 2006 llegó a ser portada de La Prensa Gráfica por sus comentarios en torno al estremecedor deceso de 18 civiles palestinos destrozados por proyectiles israelíes en Beit Hanún, en el norte de Gaza. «En un conflicto siempre hay muchos errores», fue su valoración de lo acaecido.
Sin embargo, durante la que se considera su última aparición pública, pareció mostrarse más parco en palabras. Las informaciones procedentes de El Salvador aseguran que, cuando lo encontró la policía en la calle, apenas acertó a decir su nombre y, eso sí, su cargo. Quizás por la melopea que arrastraba. O quizás por la dificultad que entraña hablar con la pelota de cuero que tenía introducida en la boca.
Según refirieron los agentes, el artefacto sexual, muy en boga en los círculos sadomasoquistas, era lo único que portaba encima el susodicho, que además de desnudo apareció también con las manos atadas.
El periódico israelí Maariv dijo que, presumiblemente, Raphael se había excedido en una jornada de desenfreno sadomasoquista. El rocambolesco asunto sucedió hace dos semanas en la capital salvadoreña y ayer fue difundido por la prensa israelí.
El episodio ha desatado una monumental controversia en los círculos diplomáticos de Tel Aviv. La radio local advirtió que el propio ministerio de Exteriores se apresuró a difundir una convocatoria laboral en la que se aclaraba que el puesto de representante diplomático en la ciudad salvadoreña se encuentra «vacante».
«En 60 años de existencia de Israel, algunos de nuestros diplomáticos tuvieron conductas embarazosas, como sucede en todos los países, pero jamás hemos tenido un caso de un embajador culpable de conducta indecente en la vía pública. ¡Es el colmo!», reconoció un portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores a France Presse.
«Las informaciones publicadas en los medios de comunicación israelíes son correctas. Nuestro embajador en El Salvador ha sido destituido inmediatamente y será reemplazado en el plazo más breve posible», añadió el mismo funcionario. El portavoz reconoció que hasta su nominación en El Salvador, Raphael no era sino un personaje de escasa relevancia en el Ministerio. «No se distinguió en el pasado ni por sus locuras ni por su profesionalismo», apuntó.
Raphael había nacido en Estados Unidos antes de emigrar a Israel. Es un profundo conocedor de las relaciones entre el estado judío y España, ya que ofició como consejero político de la embajada de ese país en Madrid a finales de los 90. En junio del año pasado, el auditor del Estado, Micha Lindenstrauss, publicó un informe en el que criticaba sin reparo el sistema de nominaciones diplomáticas y de ascensos vigente en el departamento de Asuntos Exteriores.
La jarana que protagonizó Raphael es el último escándalo de una larga serie que se han solapado en los últimos meses en el país. La sociedad israelí ha asistido con estupor a acusaciones de corrupción, violación, acoso sexual y hasta falsificación de currículos contra toda una plétora de dirigentes políticos, incluidos el presidente, Moshe Katsav, y el primer ministro Ehud Olmert.
LO DICHO Y HECHO
«En un conflicto siempre hay muchos errores»
1952: Nace en Estados Unidos. 1971: Se traslada a Israel. 1981: Comienza su carrera en el Ministerio de Asuntos Exteriores de ese país. 1998: Es nombrado consejero político de la embajada israelí en España. 2006: En octubre, asume el cargo como titular de la delegación diplomática en San Salvador. 2007: Aparece en la calle desnudo, borracho, atado y con juguetes sadomasoquistas.