Intérpretes: Armando de Castro (voz y guitarra solista), Carlos de Castro (voz y guitarra rítmica), Angel Arias (bajo y coros) y José Martos (batería). / Escenario: Sala Caracol. / Fecha: 10 de marzo.

Calificación:

MADRID.- Algún que otro cambio de fecha y escenario fue preciso para que Barón Rojo volviera a establecer su aristocracia hard-rock en Madrid. Y, al final, lo hizo a lo grande... No pocos grupos de última y penúltima generación metal deberían asimilar su manera de administrar esfuerzo e impacto, atreviéndose incluso a tocar en sábado noche de derbi futbolero.

Ocurre que el público del rock duro mantiene una fidelidad a sus gurús superior a la de cualquier parroquia pop. Así que la Sala Caracol se llenó para escuchar a los hermanos Castro y compañía. Se llenó dispuesta a corear el repertorio ya de por sí coral del cuarteto, salpicado de guiños a la memoria histórica del heavy español, que tiene en estribillos como el que reza Mi rollo es el rock uno de sus himnos. Una pieza, por cierto, que Barón Rojo estiró hasta la apoteosis, inyectando en su médula espinal dibujos clásicos como el de Smoke and the water, de Deep Purple.

Hubo un tiempo de movida madrileña en el que los heavys reventaban estadios, con grupos como Obús y Barón Rojo en primera línea de guitarra incendiaria. Sus artificieros eran entonces más jóvenes y se gastaban más excesos. No hay viruela a la vejez, sin embargo, en la escuadra actual de Barón Rojo, sino interpretación igualmente clamorosa del rock, a caballo del oficio que les ha hecho patentar buen sonido y pegada infatigable allí donde toquen.

Caballo desbocado, En el centro de la tierra, Hombre de las cavernas y el tiempo medio titulado También por ti se contaron entre las interpretaciones de su más reciente álbum, Ultimasmentes, un trabajo para cuyo despliegue promocional se grababa el concierto del pasado sábado. Con todo, tampoco faltó en su cancionero la repesca de temas ochenteros, como La voz de su amo, teniendo en cuenta que el grupo lleva predicando rock urgente desde 1981. Es más, los vaivenes de baile acompasados mantuvieron en primera línea de show a los hermanos Castro.