Miércoles, 14 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6296.
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 DEPORTES
FORMULA 1 / A cuatro días del comienzo del Mundial
'Mister Karaoke'
KIMI RAIKKONEN AFRONTA SU DEBUT CON FERRARI PRESIONADO POR LA HERENCIA DE SCHUMACHER Y CUESTIONADO POR SU ALEGRE VIDA PRIVADA ES EL PILOTO MEJOR PAGADO, CON 40 MILLONES DE EUROS
JAIME RODRIGUEZ

MADRID.- En el último Gran Premio de Brasil, donde Fernando Alonso se proclamó de nuevo campeón del mundo, todos los pilotos decidieron hacer un homenaje a Michael Schumacher, quien se retiraba tras la carrera. Una hora antes de dar comienzo la prueba, sus compañeros le entregaron una placa en recuerdo a sus años de éxitos en la Fórmula 1. Faltaba uno de sus rivales: Kimi Raikkonen. Nadie sabía dónde estaba el finlandés, quien precisamente ya era el elegido para ocupar la plaza que en Ferrari dejaba el heptacampeón. Un periodista de la cadena ITV dio con él. Tranquilo, con el mono desabrochado, apoyado en una pared al sol, Kimi explicó ante las cámaras la razón por la que no estaba presente en el acto de Schumacher. Fue sincero: «Estaba en el retrete». La traducción es más elegante que la escatológica expresión que realmente utilizó.

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Fresco, único, es el rival generacional de Fernando Alonso. Un candidato al Mundial que arranca el domingo en Australia. Peligroso enemigo ahora que viste de rojo y acelera un Ferrari. Casi todos los pilotos son un compendio de manías (se juegan la vida en su trabajo), pero Raikkonen es famoso en el paddock por su relajada manera de entender la Fórmula 1. Él corre y deja que los ingenieros afinen la máquina. Nada que ver con la escrupulosidad técnica de Alonso, con mil ojos sobre el coche. Kimi, 26 años, sonríe a la vida y sus placeres. Un Ronaldo con casco. Ha firmado un contrato que le garantiza más de 40 millones de euros al año en Ferrari y pretende disfrutarlos. Por ejemplo, cantando con los amigos. Le encanta el karaoke y cada vez que viaja a Finlandia, agarra el micrófono. Hace un par de semanas, a la vuelta de los últimos tests en Bahrein, estuvo en un local de Helsinki hasta altas horas de la noche. No se cortó en subir al escenario a interpretar un par de temas. El público le reconoció y terminó entregado cantando a coro con el ídolo, que después firmó autógrafos sobre botellas de koskenkorva, el vodka finlandés.

A pesar del apodo que se ganó en McLaren, Hombre de Hielo, por su frialdad en la pista, su vida privada tiene una temperatura más elevada. Casado desde 2004 con Jenni Dahlman, ex Miss Escandinavia, la prensa rosa de su país publica cíclicamente las andanzas del chico. Affaires con bailarinas, fiestas de cumpleaños con chicas en saunas, alcohol... Mitad fábula, mitad real. El pasado año, terminó tambaleándose en una de las fiestas que siempre monta Red Bull los jueves previos a un gran premio. En Youtube también triunfa un vídeo de Kimi bastante perjudicado a bordo de un yate. A una embarcación similar subió minutos después de romper su coche en las calles de Mónaco el pasado año. Tranquilidad; camiseta, un refresco y a ver la carrera.

«Había días de gran premio que nos preguntaba a qué hora eran los entrenamientos, ¡¡cuando siempre son a la misma hora!!», relatan asombrados desde McLaren. Y es que a Raikkonen le cuesta mucho madrugar. En La Gazzetta dello Sport su madre contaba hace poco que el crío le pidió varias veces cambiar el hockey hielo por el esgrima. Paula Raikkonen no sabía el motivo, porque a su chico siempre le apasionó el hockey. Muy pronto lo descubrió. La espada se entrenaba por la tarde y Kimi se tenía que poner los patines a las ocho de la mañana, demasiado temprano para él.

A los 16 años se volcó de lleno en los coches, dejó la escuela y aprendió mecánica. Sus padres, modestos, ahorraron para que el niño pudiera correr. Siguieron con el cuarto de baño fuera de la casa, en el patio, (un frío incordio en Finlandia), aplazaron esa obra e invirtieron sus ahorros en la pasión del chaval, que no defraudó. «Dale un tractor y lo hará correr», dice su amigo Toni Vilander. La velocidad le pierde. Cuando regaló un purasangre a su mujer, decidió ser el primero en montarlo, a pesar de que no lo había hecho en la vida y su contrato como piloto le impide practicar actividades físicas de riesgo. Subió y apretó a fondo al caballo, que se desbocó. Sólo paró ante una zanja que el animal decidió no saltar. Kimi bajó sin inmutarse.

Su imprudencia es rapidez en un monoplaza. «Encaja mejor en Ferrari que Alonso», ha dicho Jean Todt, su jefe en el equipo italiano, que ya le ha puesto un lujoso apartamento en un barrio residencial de Milán, alejado de la zona de marcha.

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