La Comisión Europea quiere cortar por lo sano el denominado «turismo de combustible» y, para ello, quiere subir los impuestos del gasóleo profesional en aquellos países que tienen una fiscalidad ventajosa. Bruselas propone impuestos mínimos de 359 euros por cada 1.000 litros para 2012. Y de 380 euros en 2014. En el caso de España, uno de los países más afectados, esto supone una subida de casi el 30% de los impuestos, aunque contará con un periodo más largo para poder alcanzar estos umbrales mínimos.
En este momento, un camión cargado de naranjas que parte desde, por ejemplo, Valencia en dirección a Alemania, llenará el depósito en España e intentará llegar hasta Luxemburgo para poder hacerlo de nuevo, evitando repostar en Francia, uno de los estados más caros. Los grandes camiones pueden, de hecho, cubrir distancias entre 1.500 y 3.000 kilómetros con un único depósito, lo que implica, según Bruselas, que los camioneros que cubren rutas internacionales y que trabajan en un país con baja fiscalidad se benefician de unas condiciones ventajosas, distorsionando así la competencia en el sector del transporte.
Los impuestos del gasóleo representan entre el 6% y el 18% de los costes de explotación de una empresa de transporte por carretera y las diferencias entre los costes del gasóleo pueden representar hasta el 20% de un viaje de 1.000 kilómetros. Y es que el panorama fiscal del combustible es muy diferente según el país.
España grava el diésel profesional con 294 euros por 1.000 kilómetros y junto con Bulgaria, Chipre, Grecia, Lituania, Rumania, Estonia, Luxemburgo y Letonia se encuentra en un periodo transitorio para elevar los gravámenes para alcanzar el mínimo de 302 euros vigente desde enero de 2004. De los 18 países restantes, los impuestos sobre el gasóleo profesional oscilan entre 303 euros por 1.000 litros en Eslovenia y Polonia hasta 470 euros en Alemania. Reino Unido, a la cabeza con un modelo fiscal diferente al resto de los Estados, que impone al combustible un impuesto de 693 euros por 1.000 litros.
Aunque no hay un estudio general que evalúe la importancia del turismo de combustible en Europa, Bruselas asegura que se ha demostrado un importante impacto presupuestario en algunos Estados miembros. En Alemania, por ejemplo, en 2004 se podrían haber perdido 1.915 millones de euros en impuestos, pero esta cantidad subiría hasta 3.600 millones si se tienen en cuenta la pérdida de beneficios por la menor recaudación del IVA y por la menor venta de cigarrillos en las estaciones de servicios. Además, la CE asegura que se hacen millones de kilómetros extra para llegar hasta esos países donde el precio de la gasolina es más ventajoso. Según un estudio de 2003, los alemanes estarían dispuestos a conducir entre dos y cuatro kilómetros más por cada céntimo de euro de diferencia que pueden ahorrarse para ir a un país vecino con mejores precios en sus gasolineras.
Más liberalización
«Estoy absolutamente convencido de que los mercados europeos de transporte por carretera, un sector que está totalmente liberalizado, no pueden soportar por más tiempo las excesivas diferencias que existen en materia de impuestos sobre el gasóleo profesional». Por eso, Bruselas quiere ahora imponer umbrales mínimos, una «convergencia» que ayer trató de explicar el comisario de Fiscalidad, Laszlo Kovacs, y «no una armonización» de los sistemas fiscales. Las tasas impositivas mínimas deberán llegar a los 359 euros por casi 1.000 litros en 2012 y a los 380 euros en 2014. Por supuesto, los países que así lo quieran podrán subir estos tipos mínimos todo lo que quieran.
En cualquier caso, la propuesta de Bruselas también prevé una serie de derogaciones para 11 Estados miembros, que tendrán un plazo más amplio para empezar a aplicar la tasa mínima. Éste será el caso español que podrá retrasarse dos años, de manera que en lugar de tener que fijar 359 euros en 2012 y 380 en 2014, estos niveles serán de aplicación en 2014 y 2016 respectivamente. A pesar del periodo de gracia esto supone para España aumentar los impuestos en un 22% en una primera fase y casi en un 30% en 2016, algo que sin duda tendrá un importante reflejo sobre el precio final de los carburantes.
La propuesta de Kovacs debe pasar ahora por el filtro del Consejo de Ministros, algo que no será fácil ya que todos los temas de fiscalidad requieren la unanimidad. De hecho, el texto aprobado ayer por el colegio de comisarios, es el segundo intento de abordar esta cuestión. La primera vez fue en 2002, cuando Bruselas pretendió «armonizar las tarifas de los impuestos», algo que Kovacs calificó como «una propuesta demasiado ambiciosa» que fue rechazada por el Consejo de Economía y Finanzas. Por eso el esfuerzo de evitar la palabra armonización, y destacar todos los beneficios que la propuesta tiene en la lucha comunitaria contra el cambio climático.