Los comensales que acudieron a la comida se quedaron sin escuchar la respuesta de Abdelaziz Buteflika, quien optó por no hacer ni una sola mención en público al asunto del Sáhara. El Gobierno de Argelia considera que su posición es meridianamente clara y que todos los actores internacionales la conocen y, aún más, que la misma ya le fue expuesta al jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, con motivo de la última cumbre bilateral celebrada en diciembre en esta misma ciudad.

Por el contrario, el Ejecutivo español sí quiso que el Rey abordase el problema e introdujo en su discurso el párrafo mencionado, que matiza sutilmente el respaldo claro que la pasada semana ofreció Zapatero al plan de autonomía para el Sáhara elaborado por el Gobierno marroquí.

En Rabat, Zapatero elogió la propuesta de autonomía, que excluye de raíz cualquier fórmula de independencia del Sáhara; la consideró un «cauce para que las partes retomen el diálogo» y a continuación instó a Marruecos y al Frente Polisario a sentarse en la mesa de negociación sobre la base de dicho plan.

Ayer, en las palabras de Don Juan Carlos, obviamente con el visto bueno del Ejecutivo, se añadía el calificativo «libre» al derecho de autodeterminación y, por supuesto, no se hacía ni la más mínima referencia a la fórmula de autonomía bajo soberanía marroquí elaborada por Rabat.

«Hoy estamos en otro lugar», llegó a afirmar el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, cuando los periodistas le interrogaron acerca de las diferencias entre lo dicho en Marruecos y lo mantenido en Argel.

Moratinos insistió en que la posición española en relación con su antigua colonia no ha cambiado. Pero él mismo se encargó de aportar algunos detalles significativos que poco tenían que ver con lo dicho por Zapatero hace apenas siete días. Lo más importante fue la afirmación de que «España está en contra de cualquier propuesta unilateral». Hasta la fecha, el plan de Marruecos cae de lleno en esta categoría, máxime cuando ya ha sido rechazado de plano por el propio Frente Polisario y por su primer aliado: Argelia.

Moratinos también explicó que el contencioso saharaui había sido objeto de conversación entre el Rey y Buteflika. «Hablamos de manera muy directa», afirmó el ministro, quien también señaló que -y en esto no hay novedad alguna- Argelia está de acuerdo en que hay que animar a las dos partes para que negocien en el marco establecido por las resoluciones de la ONU. A éstas precisamente se agarra Argel para defender el derecho a la autodeterminación, independencia incluida, del Sáhara.

En relación con el plan de autonomía elaborado por Marruecos, ayer Exteriores pasó de considerarlo una buena base o un buen cauce para la negociación a simplemente afirmar, en palabras del ministro, que «ahora le corresponde a la otra parte [Frente Polisario] pronunciarse sobre el mismo». Moratinos evitó en todo momento aventurarse con expresiones que pudieran ser interpretadas como un respaldo a la propuesta.

Por lo que se refiere a la segunda polémica que ha adornado el inicio del viaje de los Reyes -el anuncio de Argelia de que subirá el precio del gas que suministra a España-, el titular de Exteriores se limitó a recalcar que, al final, «habrá un acuerdo muy satisfactorio» entre los dos países. En su opinión, la «apuesta estratégica que existe entre Argel y Madrid es mucho más importante que una pequeña subida del precio del gas».

Sin embargo, el anuncio del incremento de precios, hecho público por Argelia justo la víspera de la visita de los Reyes y apenas unos días más tarde del pronunciamiento de Zapatero en favor de Marruecos, desató los nervios de la delegación española, hasta el punto de que se pidió al ministro de Energía y Minas de Argelia, Chakib Jelil, que explicara el contencioso ante los periodistas y que le quitara hierro, desvinculándolo totalmente de la visita de Don Juan Carlos y Doña Sofía y de cualquier posicionamiento español en relación con el Sáhara Occidental.

Jelil comenzó asegurando que las relaciones económicas y políticas entre los dos países son excelentes y, a continuación, explicó a grandes líneas la negociación que, según afirmó, llevan a cabo Gas Natural y la argelina Sonatrach «desde hace dos años» para «desarrollar precios». «La subida», afirmó, «no tiene relación con esta visita». Se trata, añadió, de aplicar la fórmula en virtud de la cual el precio del gas natural se indexa en función de la cotización del petróleo. Como el crudo ahora está mucho más caro, la ecuación implica un precio del gas más alto. Jelil rechazó hablar de porcentajes concretos, pero aseguró que Argelia tendrá en cuenta «el impacto sobre los consumidores españoles».

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