Miércoles, 14 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6296.
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 ESPAÑA
Una huida hacia adelante
CAYETANO GONZALEZ

Transcurridas sólo 72 horas desde la exitosa manifestación celebrada el pasado sábado en Madrid, tanto el Gobierno como el PSOE han dado muestras más que sobradas de no querer entender nada del mensaje que cientos de miles de españoles quisieron hacer llegar a Zapatero, y han optado por la vía más cómoda y menos inteligente de la huida hacia adelante. La comparecencia de ayer del ministro del Interior en el Congreso corrobora esta opción estratégica del Ejecutivo y del PSOE intentando hacer creer a la opinión pública que los gobiernos del PP también cedieron al chantaje terrorista.

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Pero por muy poderosa que sea la maquinaria de propaganda gubernamental que ayude a extender esa tesis, es un intento condenado al fracaso. La realidad es que la decisión política tomada por Zapatero de mandar a su casa a De Juana Chaos ha indignado a una inmensa mayoría de españoles porque lo han percibido como una cesión ante el chantaje planteado por ese terrorista. Los españoles saben de sobra que no todos los gobiernos han sido iguales a la hora de hacer frente a la lucha contra ETA. Unos, los de Aznar, buscaron la derrota de la banda terrorista desde la ley y el Estado de Derecho, consiguiendo que en marzo de 2004, cuando Zapatero ganó las elecciones, ETA estuviera contra las cuerdas y Batasuna con el agua al cuello. Otros, los de Felipe González, tomaron el atajo inmoral e ilegal de la guerra sucia a través de los GAL. Ahora, Zapatero ha renunciado a la derrota de ETA y sólo busca su apaciguamiento a través de la negociación política, lo que conlleva el pago de un precio, también político, como por ejemplo la excarcelación de Iñaki de Juana. El siguiente pago será permitir que Batasuna se presente a las elecciones municipales.

El presidente tiene tres grandes problemas a la hora de intentar seguir con su mal llamado proceso de paz. El primero, que ETA le ha tomado la medida y es consciente de su debilidad. La decisión de excarcelar a De Juana Chaos no ha hecho más que agrandar ante la banda terrorista esa debilidad presidencial y seguirá abusando de él. El segundo es que una inmensa mayoría de españoles desconfía de Zapatero y está convencida de que, a pesar del atentado de Barajas, sigue dispuesto a negociar con ETA y a pagar un precio político para que la banda desaparezca. Eso no pasó ni con González ni con Aznar. El tercero es que la sociedad española -liderada por las víctimas del terrorismo- tiene una fortaleza moral que hace que dé lo mejor de sí misma en momentos delicados de nuestra Historia reciente; y el actual lo es.

De ahí el éxito de la manifestación del sábado; de ahí que en los últimos 26 meses haya habido ocho manifestaciones contra la política antiterrorista de Zapatero. Y éste, en lugar de preguntarse qué está haciendo mal para provocar tanta movilización, se dedica, a través de sus portavoces habituales -Fernández de la Vega- o de su periódico de cabecera, a hablar de «agitación callejera». Curiosa manera de interpretar el derecho constitucional de manifestación, o de intentar desacreditar a la principal y mayoritaria Asociación de Víctimas del Terrorismo o a movimientos cívicos como el Foro Ermua.

El presidente dijo la pasada semana que ahora estamos en tiempo de manifestaciones y que ya llegará el de las elecciones. Efectivamente, las elecciones están cerca, y entonces los ciudadanos pondrán a cada uno en su sitio.

Mientras que ese momento llega, a los que no estén de acuerdo con la actual política antiterrorista no les queda otro camino que el de la resistencia democrática y el de la rebelión cívica. La próxima cita, el sábado en Pamplona para exigir a Rodríguez Zapatero que no utilice a Navarra como moneda de cambio en su negociación con ETA.

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