Miércoles, 14 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6296.
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 ESPAÑA
CRISIS ANTITERRORISTA / Los argumentos / CRISIS ANTITERRORISTA / Los argumentos / ALFREDO PÉREZ RUBALCABA
«Ningún presidente ha tenido menor margen para actuar»
Insta al PP a llevar flores a donde mataron los 62 etarras excarcelados por Aznar
MANUEL SANCHEZ

MADRID.- Alfredo Pérez Rubalcaba no estaba ni en el debate donde se sentía más feliz -como dijo- ni en un debate fácil. Iba a un partido de vuelta con el resultado en contra, con el público crispado -la palabra de moda-, con el árbitro dispuesto a no pasarle ni una y frente a una defensa que iba directa a los tobillos o a las rodillas.

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El ministro del Interior puso lo mejor de sí mismo: su indudable capacidad dialéctica, un exhaustivo estudio previo del tema, un instinto depredador en dosis adecuadas y, sobre todo, sus muchas tablas políticas. Tal vez, sólo tal vez, logró empatar el partido en el último minuto. La prórroga, en cualquier caso, se jugará hoy.

Rubalcaba basó su intervención en tres aspectos clave y un apéndice. El primero fue una revisión a fondo de la política penitenciaria, especialmente, de la etapa del PP. Empezó con una frase, sobre la que giró la primera parte de su discurso: «Los miembros de ETA, en el supuesto de que en un momento determinado decidieran una actuación, que ojalá no se produzca, lo tienen más complicado en el sentido de que no pueden justificar que aquí se ha producido una cerrazón y una intransigencia por parte de Interior».

La frase, como ya conocían todos los miembros de la comisión, era del ex ministro del Interior Jaime Mayor Oreja, pronunciada durante el secuestro de José Antonio Ortega Lara por parte de ETA, y tras acercar a 32 etarras a cárceles del País Vasco o de sus proximidades.

Pero Rubalcaba no se quedó ahí. Cifró en 62 los presos excarcelados con más de año y medio de redenciones extraordinarias por el Gobierno de José María Aznar entre 1997 y 2004. Y, a continuación, hizo una retahíla de preguntas que enervaron a las filas del PP.

«¿Saben cuántos días de redenciones extraordinarias acumulan esos 62 presos? 70.906 días, lo que equivale a 194 años de prisión. Y la mayoría de esos 62 presos cumplían delitos de sangre. Señores del PP, ¿llevarán flores a todos los lugares donde se cometieron esos asesinatos? Esos asesinatos cometidos por presos excarcelados por ustedes. ¿Se entrevistarán con las familias? ¿Con las víctimas? ¿Con los hijos? ¿Con las mujeres? ¿Las llevarán a manifestaciones y a televisiones? ¿Recorrerán en autobús las plazas y las calles donde murieron las víctimas de esos presos excarcelados por su ineficacia, cuando no por su complacencia? Señores del PP, ¿no se avergüenzan? De verdad, ¿no se avergüenzan, no de lo que hicieron, sino de lo que están haciendo después de lo que hicieron?».

El segundo aspecto del discurso de Rubalcaba, tal vez el principal, estuvo presidido por una pregunta: «¿Se imaginan ustedes si eso lo hubiéramos hecho nosotros?».

Hubo ejemplos sangrantes, aunque dos hicieron enmudecer a las filas del PP que, ayer, en líneas generales, guardaron la compostura que no tuvieron en el Senado.

El primer ejemplo, ya conocido, se refirió al etarra Ignacio Bilbao. Rubalcaba dijo: «Fue excarcelado en el año 2000. Dos meses después de haber agredido a un recluso por haber colocado lazos negros y fotografías en homenaje a Miguel Angel Blanco. Dos años después, asesinó al concejal socialista Juan Priede. ¿Se imaginan ustedes qué hubiera pasado si eso lo hubiéramos hecho nosotros?». Silencio.

El segundo ejemplo fue relativo a una moción del Gobierno, presentada en noviembre de 1998 y apoyada por todos los partidos de la Cámara Baja, que instaba al Ejecutivo de Aznar a desarrollar una política penitenciaria más flexible que propiciara el fin de la violencia. «¿Hubieran apoyado, señores del PP, algo similar mientras ETA mantuvo el alto el fuego permanente? ¿Qué hubieran dicho si lo hubiéramos hecho?». Silencio.

Con estos ejemplos, Rubalcaba quiso, sobre todo, recalcar que «cuando el PP estaba en el Gobierno tuvo un apoyo que, ahora, han retirado reiteradamente al Gobierno democrático de este país en esta legislatura».

Por ello, en la réplica, el ministro del Interior dio la puntilla con este argumento: «Por esta actitud, señor Zaplana, no ha habido en toda la historia de la democracia un presidente del Gobierno que haya tenido menos margen político de maniobra por parte de la oposición para hacer las cosas que tiene que hacer. No ha existido ninguno».

Finalmente, el ministro entró más directamente en materia para justificar la decisión sobre el etarra De Juana Chaos.

Rubalcaba la fundamentó en tres motivos. El primero, «cumplir la Ley y mantener la autoridad del Estado». El segundo, «la obligación de cualquier gobernante de salvar vidas o de evitar todas las muertes». La tercera, «evitar males mayores, evitar que se estimule el odio y el enfrentamiento social, evitar que los terroristas fabriquen mártires o iconos».

Pero, además, Rubalcaba denunció que mientras gobernaba el PP el etarra tuvo casi 600 días de redenciones extraordinarias.

«En 1997, 31 días por razones que no constan en el expediente. En 1998, 13 días, por razones que tampoco constan. En 1999, se le computan 175 días, la redención máxima, por la autoría de una novela que hace apología del terrorismo. En el año 2000 otros 175 días por la misma novela. En 2001 otros 117 días por su capacidad redactora y en 2002 otros 89 días por un curso para escribir. Si por un año y medio de prisión atenuada, estando cumpliendo un delito de amenazas, han dicho ustedes las cosas que han dicho y han hecho, ¿qué tendrían que hacer por un año de redenciones de libertad, cuando estaba cumpliendo la pena por 25 asesinatos?».

El apéndice, como no podía ser de otra forma, estuvo centrado en el 11-M. Más allá de censuras políticas ya manidas contra el PP relativas a que sólo sabe hacer oposición con el terrorismo, Rubalcaba quiso pasar factura directamente a los dirigentes del PP y, en concreto, a Jaime Ignacio del Burgo.

A él se dirigió directamente cuando criticó la incoherencia en la que caía el PP al asegurar que ETA, cuando los populares abandonaron el Gobierno, estaba más débil que nunca. «Ahora bien, si estaba débil, no estaba detrás del 11-M, señor Del Burgo. Porque lo que no es posible de creer es que si estaba muy débil montara el atentado más grande de toda su historia. No es posible», insistió Rubalcaba.

El ministro, no obstante, vinculó el escándalo montado por el PP ante la prisión atenuada por De Juana Chaos con el atentado del 11-M.

«Nunca se me ocurrió que un partido dirigido por ex ministros del Interior llevara tan lejos su irresponsabilidad y su demagogia. Que mintiera tanto sobre lo que ellos hicieron cuando gobernaban. Ustedes, señores del PP, mintieron para no irse, y ahora pretenden volver mintiendo. ¿Cuándo se darán cuenta de que es precisamente su adicción a la mentira lo que no les hace dignos de confianza? ¿Cuántas facturas más tendrá que pagar España por sus mentiras antes de poder ver el fin de la violencia?».

Finalmente, Rubalcaba siguió insistiendo en la hipocresía del PP en este asunto con una batería de datos, pero le instó, con poca convicción, a cambiar de posición.

«No renuncio a que alguna vez ustedes y nosotros, y el resto de grupos parlamentarios, podamos sentarnos y recuperar esa unidad», afirmó el ministro.


LAS RESPUESTAS DE RUBALCABA

«Ustedes, señores del PP, mintieron para no irse y ahora pretenden volver mintiendo. ¿Cuántas facturas más tendrá que pagar España por sus mentiras antes de ver el fin de la violencia?»

«Si ETA estaba más débil que nunca en la etapa del PP, no es posible creer entonces que montara el 11-M»

«Señores del PP. ¿No se avergüenzan no de lo que hicieron, sino de lo que están haciendo después de lo que hicieron?»

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