«TODO EL MUNDO SE EQUIVOCA»
El ímpetu con el que se expresa la fiscal Olga Sánchez lleva en ocasiones a que se produzca la nada habitual escena de observar a un presidente de tribunal reprender a un representante del Ministerio Público. Ayer volvió a ocurrir cuando uno de los testigos protegidos, de nacionalidad rumana, no se presentó. Javier Gómez Bermúdez ordenó entonces al secretario judicial que leyese un escrito de la fiscal en el que solicita a la Sala que se cursen los oficios pertinentes para localizar al ausente. El fedatario comenzó a hacerlo, pero con tanta torpeza que pronunció en público el nombre y el apellido que debía haber mantenido en secreto. Olga Sánchez le interrumpió: «¡Señoría, ha dicho el nombre del testigo!». El magistrado decidió llamarla al orden: «Señora fiscal, no es usted quién para regañar a nadie. Todo el mundo se equivoca».
EL LIBRO, PARA EL TRIBUNAL
La testigo protegido B-78 aportó en la sesión de ayer una edición de bolsillo del libro del vicedirector de EL MUNDO Casimiro García-Abadillo '11-M. La Venganza' para apoyar su declaración. Cuando finalizó su testimonio, pidió que se lo retornasen, pero se encontró con la negativa del presidente del tribunal, que le dijo que «el libro se lo devolveremos en cuanto podamos. Si no este mismo, otro similar». Javier Gómez Bermúdez se reserva así la posibilidad de incorporar el nuevo documento como elemento probatorio.
El magistrado dio una nueva muestra de su ingenio cuando, para que los testigos aclarasen sus dudas sobre la tonalidad del azul de las mochilas que vieron en los trenes, les fue preguntando: «¿Ese azul era como el de esta bandera, como el de aquel sillón o como el de esa carpeta?».
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