El 3 de abril de 2004, el marroquí logró escapar del cerco policial después de la explosión en Leganés y se marchó junto a Mohamed Belhadj a Barcelona. Se cree que pudo inmolarse en un atentado terrorista en Irak entre el 12 y 19 de mayo de 2005.

Ibrahim contó ayer que el mismo día de la explosión en el piso de Leganés, el 3 de abril de 2004, se encontró con Abdelmahid Bouchar, uno de los imputados en el juicio y encarcelado por la causa, y éste le confesó que se «había escapado del piso» cuando fue a bajar la basura.

En su declaración ante el tribunal, este testigo indicó que Bouchar le había dicho que había visto a la Policía y que, por eso, huyó. Según comentó, éste le había explicado que había ido hasta el inmueble a llevar comida a los supuestos terroristas que estaban allí.

Sin embargo, Bouchar, en su declaración ante el tribunal, negó haber estado en el piso de Leganés, a pesar de la presencia de sus huellas en la bolsa de basura y las muestras de su ADN en unos huesos de dátil y de aceituna.

Por otra parte, el testigo relató que, ese mismo día por la noche, su hermano Mohamed Alfalah le pidió su coche para hacer un viaje hasta Barcelona.

Pese a lo repentino del viaje, no se sorprendió y le prestó su vehículo, un Volkswagen Golf, con el que se fue acompañado, según él mismo le contó, con Mohamed Belhadj, la persona que supuestamente alquiló el piso de Leganés y que se encuentra en paradero desconocido.

Días después, relató que su hermano le telefoneó para pedirle que acudiera a casa de los Moussaten, y que preguntara por Brahim Moussaten, para pedirle el número de teléfono de su tío Yosuf Belhadj, así como el de Mohamed Maymouni, que consiguió en un segundo intento. Los dos hermanos Moussaten, Brahim y Mohamed, están también procesados, aunque en libertad, por presunta colaboración con banda terrorista.

Seguimientos telefónicos

El testigo indicó que la llamada de su hermano procedía del extranjero, al parecer de Bélgica o Francia, aunque no lo precisó. Algunos seguimientos telefónicos de la Policía situaron después a ambos en Holanda.

Por otra parte, afirmó que no sabe si su hermano está vivo ni tiene nada que certifique que falleció al participar en un atentado suicida, pese a que han pedido a toda su familia análisis de ADN para contrastarlos con restos humanos hallados en Irak.

Sin embargo, luego indicó que lo único que sabían sobre la muerte de su hermano era por una llamada que le hicieron a su padre, en la que alguien le decía que su hijo había muerto. Asimismo, añadió que cree que días antes de esta conversación, su hermano había llamado a su padre para contarle que se iba a llevar a cabo un atentado suicida, informa Servimedia.

Antes de Alfalah declararon dos testigos protegidos que relataron que coincidieron con el acusado Mohamed Larbi ben Sellam, supuesto mensajero de El Egipcio, en el mercado del distrito madrileño de Chamberí, donde trabajaban, y señalaron que cuando acababa la jornada acudían al mercado «amigos árabes» del acusado para visitarle, entre los que reconocieron, en unas fotos que se les mostraron, a los suicidas Jamal Ahmidan, El Chino, Mohamed Oulad Akcha y Allekema Lamari y al huido Said Berraj.

El testigo J-35 indicó que Larbi ben Sellam «lideraba un poco el tema del Ramadán» en el mercado y señaló que cuando llegaba ese periodo se dejaba barba y «mantenía a rajatabla el tema de los rezos», mientras otro testigo, el J-11, lo definió como una persona «muy creyente», informa Efe.