S. PICCIONE / F. I. LIZUNDIA
MADRID.-
Desde que a comienzos de enero Martin Winterkorn abandonó la presidencia del Grupo de Marcas Audi para tomar las riendas del grupo Volkswagen, no ha cesado de desmontar lo que Bernd Pischetsrieder, su predecesor en el cargo, había conseguido poner en pie.
La última iniciativa ha sido el traspaso de la fábrica de Forest (próxima a Bruselas), que hasta ahora producía los Volkswagen Golf y Polo, a la órbita Audi. El nuevo patrón del grupo alemán ha aprovechado la adjudicación de un modelo de la marca de los cuatro aros a la planta belga, para cambiar su equipo directivo.
En concreto, Forest volverá a producir el Audi A3 -que ya ensambló entre 2004 y 2005 y que comparte la plataforma del Golf- y el A1 -una especie de Mini-, que la fábrica valona comenzará a montar dentro de dos años. Estos dos vehículos deberán compensar los 193.000 Golf que hasta ahora producía esta planta y cuyo ensamblaje ha sido cedido a la de Wolfsburgo (Baja Sajonia), la mayor del grupo.
Por el momento, Winterkorn ha recordado al nuevo equipo directivo de Forest -procedente de las filas de Audi- que el objetivo prioritario es reducir en un 20% los costes laborales, según las normas anunciadas el pasado viernes para todo el grupo. Esto supone que habrá que eliminar cerca de 1.800 de los cerca de 4.500 puestos de trabajo de la factoría valona.
Pero lo más preocupante es que el cambio de titularidad de la fábrica rompe con la línea marcada por Pischetsrieder. El ex presidente del grupo abogaba por plantas polivalentes que pudieran producir vehículos de cualquiera de las marcas del grupo, independientemente de quién gestionase el centro.
Por ello se consideró en varias ocasiones la posibilidad de ceder a Seat la producción de algún modelo de Audi o de Volkswagen. Una perspectiva que hoy parece haberse desvanecido.
Éste es el cuarto gran golpe a la herencia Pischetsrieder. El primero fue su cese. Le siguió la salida forzada de Wolfgang Bernhard, su mano derecha y coautor del plan de reflotamiento del grupo Volkswagen. A continuación se disolvieron los grupos de marcas (Volkswagen y Audi) en favor de una estructura difusa que parece apuntar a la teoría de la supervivencia del más fuerte.
Ayer también se conoció que Franz-Josef Paefgen -que fue presidente de Audi entre 1998 y que actualmente dirige la marca de lujo Bentley- se hará cargo de Bugatti, que ya dirigió en 2003-2005 y que también pertenece a la marca de los cuatro aros.
Paefgen sustituye en el cargo a Thomas Bscher, otro de los hombres de la era Pischetsrieder. El presidente saliente logró solventar los problemas que aquejaron al Bugatti Veyron desde su lanzamiento, durante el mandato de Paefgen.
Por último, el diario portugués Jornal de Negocios publicaba ayer que Volkswagen tiene previsto invertir 500 millones de euros en la planta Autoeuropa, situada en Palmela, a las afueras de Lisboa.
Esta infusión de capital va destinada a adecuar la factoría para la producción de los monovolúmenes que sucederán a los actuales Volkswagen Sharan y Seat Alhambra. Este último comenzará a producirse en 2010.
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