Miércoles, 14 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6296.
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Impresiones
La inverosímil ubicuidad del presunto autor material del 11-M

El juicio del 11-M giró ayer en torno a la identificación de los autores materiales de la masacre. Fue una jornada sombría para la Fiscalía, que vio cómo varios testigos se contradecían y se desdecían de su declaración inicial. El dato más rotundo es quizá el que afecta a Basel Ghalyoun, al que una mujer había reconocido en uno de los trenes. La testigo rectificó ayer y dijo que la persona que vio fue Daoud Ouhnane, un argelino huido desde los atentados. Sin embargo lo más relevante del día fueron los testimonios que sitúan a Jamal Zougam en los convoyes del 11-M. Estas declaraciones dejan en evidencia la versión oficial, puesto que es imposible que el marroquí estuviera a la vez en tres trenes diferentes. El primer testigo aseguró haberlo visto en el lado derecho del piso inferior de uno de los vagones del tren de El Pozo. Sin embargo, como ya hemos dicho en estas páginas, las dos bombas que estallaron en ese convoy explotaron en el piso superior y en el lado izquierdo. El testigo terminó reconociendo ayer que no recordaba dónde se había sentado. Aún más patente es la contradicción entre los otros tres testimonios. El primero es el de una mujer que sitúa «sin ninguna duda» a Zougam en el tren que estalló en Atocha. Asegura que le vio bajar de él en Entrevías, la estación inmediatamente anterior a Atocha. Esto convierte en inverosímiles los testimonios de las dos mujeres que le vieron en el tren de Santa Eugenia, puesto que éste salió de Alcalá 10 minutos después del de Atocha y es imposible que Zougam pudiera montar en él. Aturdido por las contradicciones y con la ayuda del jefe de seguridad de Renfe, el fiscal Zaragoza trató de formular sobre la marcha una tesis hasta ahora inédita: que Zougam hubiera ido repartiendo las bolsas del 11-M de un tren a otro. Una tesis que nunca ha sido la del Ministerio Público y que los hechos desmienten flagrantemente.

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