HÉCTOR MARIN
L'HOSPITALET.-
La dependencia que algunos adolescentes han adquirido por nuevas herramientas tecnológicas como las videoconsolas o el sistema de envío de mensajes cortos a través del teléfono móvil va en aumento. Así lo constata la Unidad de Juego Patológico del Hospital de Bellvitge, que atendió el pasado año a un total de 15 adolescentes adictos al teléfono móvil, Internet o los videojuegos, una cifra que no para de crecer.
Aunque el número de chicos que fueron tratados por este tipo de adicciones sociales no tóxicas es muy inferior al de personas tratadas por la unidad debido a problemas de ludopatía -unas 500 anualmente desde 2002-, la cifra va en aumento. En la Unidad de Juego Patológico del Hospital de Bellvitge cada vez se reciben más consultas. Si bien no todas ellas son severas, los problemas aparecen cuando a esas adicciones se suman otros problemas emocionales, ya sea ansiedad, depresión o trastornos obsesivos compulsivos, entre otros.
Las consecuencias de estas adicciones a las nuevas herramientas tecnológicas tienen para los afectados un fuerte impacto personal y académico: «Disminuye su atención, su rendimiento y su concentración, algo que puede derivar en un ausentismo escolar y un descenso de sus actividades que, a su vez, puede desembocar en problemas de sobrepeso», explicó la coordinadora de la unidad hospitalaria, Susana Jiménez.
Hasta la fecha, existen pocos estudios sobre la adicción de los adolescentes al teléfono móvil o determinados contenidos de Internet, un extremo que, según Jiménez, lleva a pensar que «seguramente» haya más chicos que actualmente realizan un uso contraindicado de los nuevos útiles tecnológicos. La experta indicó la «baja autoestima» como un factor de riesgo importante.
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