La estructura del oído medio de un pequeño mamífero, que habitó en la Tierra hace 125 millones de años, ha servido a los investigadores para descubrir que este órgano auditivo, tan importante en la supervivencia de los mamíferos modernos, tiene un origen muy anterior al que se pensaba hasta ahora.
El fósil de esta especie, desconocida con anterioridad, apareció en un yacimiento de las montañas Yan, en Hebei, a unos 300 kilómetros de Beijing (China) y fue bautizado como Yanoconodon. Los descubridores fueron tres paleontólogos de origen chino, dirigidos por Zhe-Xi Luo, que trabaja para el Museo de Historia Natural de Carnegie (Pensilvania, EEUU).
El equipo de Luo observó que había una sofisticada estructura en su oído medio, formada por tres finos huesos llamados martillo, yunque y estribo, más un anillo huesudo para el tímpano. «Este nuevo fósil muestra un curioso indicio sobre la evolución desde el origen de la estructura auditiva de los mamíferos. La evolución del oído no es sólo importante para comprender el origen de algunas adaptaciones clave de los mamíferos, sino para estudiar la evolución de una nueva y compleja estructura, sin diseño inteligente», ha señalado Luo, cuyo trabajo sale hoy publicado en la revista Nature.
Los mamíferos, recuerdan los paleontólogos, tienen un sentido auditivo muy alto, mejor que el de otros vertebrados y esta característica es fundamental para su forma de vida.
Hasta ahora se sabía que los huesos del oído medio evolucionaron de los huesos de la mandíbula de los reptiles, pero los investigadores llevaban mucho tiempo intentando comprender el camino que había seguido la transformación por la que la mandíbula se había llegado a separar y se había movido hasta el actual oído medio. «Ahora tenemos una pieza definitiva de esa evidencia en un fósil preservado maravillosamente entre las hendiduras de dos losas de roca. El Yanoconodon muestra claramente la forma en la que, fruto de la evolución, los modernos mamíferos adquirieron su oído medio», explica Luo en su artículo.
Este ser prehistórico media 15 centímetros de largo y no pesaba más de 30 gramos. Sus dientes indican que se alimentaba de insectos y gusanos. Por la forma alargada de su cuerpo, sus extremidades cortas y sus garras también parece claro que excavaba la tierra o vivía bajo la superficie.
Otra de las peculiaridades de la especie que sorprendió a los paleontólogos fue que tenía 26 vértebras torácicas pectorales y lumbares, cuando la mayor parte de los mamíferos terrestres extintos tuvieron entre 19 y 20. Esas vértebras extra del Yanoconodon del Mesozoico dan una mayor elegancia a su cuerpo que la que presentaban sus congéneres. Incluso tiene costillas lumbares.
Tras el estudio del ejemplar, Luo y sus colegas creen que su hallazgo está muy relacionado con los marsupiales, pese a esas costillas y vértebras de más, que justifican con una mutación genética que luego desapareció. «El descubrimiento ha colocado una evidencia en un punto donde biológos y paleontólogos pueden dar sentido al modo en que un mecanismo de desarrollo ha impactado en la evolución morfológica de los mamíferos», concluye Luo.