La batalla por salvar al lince ibérico de la extinción se localiza en varios frentes y uno de ellos se encuentra en los laboratorios del Banco de Germoplasma y Tejidos de Especies Silvestres del CSIC. Allí, tras varios años de trabajo, han logrado congelar semen de esta especie y fecundar con sus espermatozoides varios óvulos de gata doméstica. No se trata de crear un extraño híbrido entre ambas especies, sino de comprobar el índice de fertilidad de los machos de lince, de forma que sea más fácil tener éxito en los programas de cría en cautividad iniciado en el Centro de Cría El Acebuche (Doñana).
«Nuestro objetivo final es conocer mejor las posibilidades de los ejemplares que tenemos, saber si su semen es de calidad como para aparearse de forma natural o si necesita un proceso de fecundación in vitro o, incluso, una microinyección de esperma», explica Eduardo Roldán, coordinador del Banco e investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Si en otras especies se utilizan sus hembras, en el caso de los linces se recurrió a las gatas por la escasez que hay de estos animales y el riesgo que conlleva la experimentación.
El primer paso fue lograr congelar el semen de lince ibérico, uno de los retos científicos de Roldán desde que el banco abrió sus puertas, en 2003. «Cada especie», comenta el investigador, «precisa un protocolo de congelación diferente, con unos crioconservadores distintos y una temperatura precisa y llevó su tiempo averiguar el de los linces». Para evitar el riesgo de que el semen fuera estéril y la prueba fallara, en esta primera ocasión se escogieron espermatozoides de uno que ya había sido padre.
A través de clínicas veterinarias de Madrid consiguieron ovarios de gata. Una vez cultivados sus óvulos en el laboratorio, fueron fecundados artificialmente con el esperma descongelado del lince, un éxito que será publicado en la revista Felid Biology and Conservation Conference de Oxford (Reino Unido).
Roldán deja claro que sería muy improbable que estos híbridos pudieran sobrevivir, pero su función es otra. «Es una forma de conocer la fertilidad real de cada macho y así poder gestionar mejor los que tenemos en el programa de cría. Conocemos el caso de un macho en cautividad que no ha conseguido apareamientos exitosos, pese a que, según los ensayos con óvulos de gata del laboratorio, es capaz de fecundar. Son casos que pueden orientar, en el futuro, a un buen manejo reproductivo de machos y hembras», afirma.
La congelación de semen de lince ibérico abre, además, otras posibilidades. Por ejemplo, que puedan ser padres post mortem algunos de estos felinos salvajes que son atropellados en las carreteras de los alrededores de Doñana. Se recupera el semen de su cuerpo (si es que estaban en su época reproductiva), se congela y se guarda para poder ser usado en el futuro utilizando técnicas de fecundación in vitro.
Precisamente ayer se encontró el cadáver de un macho, que podría haber fallecido por causas naturales, en el paraje de Matasgordas del Parque Nacional de Doñana.
Para contrarrestar esta mala noticia, ayer se anunció que en pocos días nacerán más cachorros en cautividad y que tendrán una mayor riqueza genética. Así lo aseguró ayer la directora del proyecto, Astrid Vargas, quien espera que esta cohorte de crías sea más grande que el de años anteriores, informa Efe. En esta ocasión se han apareado siete hembras adultas, así como una hembra subadulta, menor de tres años.