Él lo achaca a designios divinos: «Dios te da y te quita. No hay más». Ahora Pancho Céspedes busca la distancia corta con el público español con su disco más íntimo y arriesgado, Con el permiso de Bola (Warner), un tributo al legendario compositor, pianista y cantante cubano Ignacio Villa, por todos conocido como Bola de Nieve.

«Más que un homenaje, ha sido un ejercicio de crecimiento espiritual. Y el destino ha querido que sea el mejor beso posible para reencontrarme con mi público español, que tanto cariño me ha dado», comenta este cubano nacionalizado mexicano a su paso por Madrid, tras certificar en directo las bondades de este disco en Salamanca y Tenerife.

Al total de 13 temas incluidos se le suma un DVD grabado junto al otro gran protagonista del disco, el pianista Gonzalo Rubalcaba, un habanero en la actual cúspide del jazz latino residente en Florida. «Pancho es el líder de la reunión, pero no reduce a los músicos al mero papel de acompañantes. Permite el juego del intercambio y la interacción, por lo que el flujo de ideas es mutuo. Es la gran teoría del estímulo», apunta este joven maestro de las blancas y las negras.

La pareja coincide en señalar a Bola de Nieve como una de las grandes glorias musicales del acervo popular cubano. «Él se impuso a todo y a todos. Siendo negro, gordo y maricón, sólo pudo ampararse en su talento, aunque, realmente, lo único que le interesara fuera la música, el arte y... los hombres». La idea del disco se gestó hace dos años con motivo de la inclusión del tema Cuando no hay más en el anterior registro de Céspedes, Autorretrato: «En aquella canción había muchas afinidades con el universo creativo y artístico de Bola de Nieve, por lo que nos planteamos ampliarlo. Pero la aventura no dejaba de ser un reto, porque Bola era un músico enorme. Cuando Chabuca Granda le pasó La flor de la canela... ¡tardó un año en trabajarla! Así era Bola, capaz de correrse una juerga en una descarga para después emperifollarse e ir a la ópera».

Ambos artistas miran desde sus respectivas orillas todo lo que acontece a su Cuba natal, mostrando sus dudas sobre el futuro del país: «No lo sabe ni Dios», comenta Rubalcaba. «Si acaso el diablo», responde Céspedes. «La revolución tuvo muchas ventajas, pero el poder te hace egoísta y sordo», concluyen.

Al final, la conversación deriva en los dominios de la esperanza. ¿Bola de Nieve les habría dado permiso realmente para realizar este disco? «¡Uff!, eso esperamos. En la vida siempre hay que esperar algo, porque si no... ¿qué ilusiones tiene quien no espera nada?».