El pinchazo de la burbuja inmobiliaria llegó ayer de lleno a la cuenta de resultados de General Motors, bajo la forma de una factura de 1.000 millones de dólares (758 millones de euros). Ésa es la cantidad, que la que todavía es la mayor empresa automovilística mundial, deberá destinar para recapitalizar GMAC, su financiera, de la que controla un 49%. La clave del problema es que ResCap, la división de créditos hipotecarios de GMAC, registró unas pérdidas de 651 millones de dólares (494 millones de euros) en el cuarto trimestre.
Los malos resultados de ResCap no han impedido que General Motors volviera a entrar en beneficios. Pero también aportan un elemento simbólico acerca de la situación de la primera economía mundial. GMAC, que nació primero para financiar la compra de automóviles, se convirtió a principios de esta década en la verdadera tabla de salvación de General Motors. Hace apenas dos años, la empresa de automoción no ganaba un dólar vendiendo coches. Pero, con unos tipos de interés oficiales, del 1%, sí obtenía números negros gracias a sus actividades crediticias, financiado la compra de viviendas e incluso créditos al consumo.
Ahora, con el precio del dinero al 5,25% y la burbuja inmobiliaria desplomándose, las cosas han cambiado. GMAC es una carga para General Motors. Y puede serlo también para Cerberus, el gigantesco fondo de capital-riesgo que adquirió en abril pasado el 51% de la entidad por 7.400 millones de dólares (5.600 millones de euros).
El derrumbe inmobiliario podría tener consecuencias serias para estas entidades, en particular para algunos que tienen fondos inmobiliarios grandes, como Carlyle. Así que la cuestión ahora en EEUU no es si la burbuja inmobiliaria ha pinchado. A ese respecto, no hay duda. Sino, más bien, si va a haber más casos como el de GMAC, en los que haya que destinar miles de millones de dólares a cuadrar los libros de los bancos hipotecarios. Ayer, una letanía de bancos del sector se sumaba a la financiera de General Motors.
Accredited Home Lenders (AHL) anunciaba el deterioro de sus cuentas por el incremento de la morosidad, apenas 48 horas después de que New Century, uno de los mayores bancos hipotecarios de EEUU, viera su cotización suspendida por una investigación de los reguladores, que se ha sumado a un aumento estratosférico de la morosidad de sus clientes.
Otra entidad que ayer anunciaba que estaba en dificultades era H&R Block, un monstruo con 21 millones de clientes especializado en lo que en EEUU se llama «créditos impositivos anticipados», una práctica consistente en el préstamos a alto interés garantizados por las devoluciones del IRPF futuras del tomador.
Todas estas empresas tienen algo en común: se dirigen a clientes de ingresos medios-bajos y bajos, con pobres historiales crediticios. En otras palabras, sus créditos son de alto riesgo, lo que en EEUU se denomina subprime. Quien contrata una hipoteca con una de estas empresas tiene un tipo de interés normal durante los dos o tres primeros años. Pero, entonces, se produce una revisión y los intereses pueden fácilmente duplicarse. Eso, en familias de ingresos bajos, puede hacer imposible el pago de la hipoteca. Sobre todo en un momento como el actual, marcado por el encarecimiento del crédito y la ralentización de la economía.
La vulnerabilidad de los estadounidenses a las variaciones del precio del dinero es notable, porque en la primera economía mundial las hipotecas a tipo variable son poco frecuentes. En noviembre pasado, apenas suponían el 25% de las solicitudes de créditos para la compra de la vivienda, una cifra ocho puntos inferior a la de 2004, cuando los tipos oficiales estaban al 1%. Como comparación, en España, el 98% de los préstamos de este tipo contraídos desde 2004 son a tipo variable, según datos de la Asociación Hipotecaria Española.
Endeudamiento
Los estadounidenses, sin embargo, tienen algo en común con los españoles, que reduce su margen de maniobra frente a las subidas de tipos: su endeudamiento. El endeudamiento medio de las economías familiares de España equivale al 110% de la renta disponible. En EEUU, es del 116,6%. En otras palabras, el pinchazo de la burbuja podría tener consecuencias aún peores a este lado del Atlántico, puesto que el endeudamiento es similar al de EEUU y la mayoría de las hipotecas son a tipo variable, aunque los intereses no se ajustan al alza con la misma brutalidad que los subprime de EEUU.
En EEUU, en el cuarto trimestre de 2006, la morosidad de las hipotecas de alto riesgo subió 1,22 puntos, hasta el 14,44%, según su asociación hipotecaria. Aunque los problemas no se circunscriben a ese segmento, dado que los impagos de viviendas unifamiliares en las que viven entre una y cuatro personas aumentaron 0,28 puntos, hasta el 4,95%.
En total, puede haber 2,2 millones de estadounidenses incapaces de pagar sus hipotecas. Al menos, ésa es la cifra que ayer dio el senador demócrata de izquierdas Chris Dodd, que sugirió ayudas públicas para ese segmento de la población.