El español es responsable, maduro, valora la calidad y el precio de los alimentos, pero no precisa de tanto tiempo para comprar, por lo que la red de redes ha ganbado puntos frente a los supermercados y las tiendas tradicionales. Al menos, así lo considera la ministra a partir del estudio sobre la alimentación en España en 2006 que presentó ayer.

Y es que un grupo de consumidores innovadores ha saltado a la palestra del mercado alimentario. Se trata de los jóvenes, parejas sin hijos, adultos independientes y trabajadores retirados, que han hecho que el acto de la compra sea cada vez más rápido, pero no por ello se gasta menos.

El dinero que un ciudadano destina al año a alimentación sigue subiendo. En 2006, llegó a gastar 1.880,4 euros, un 5,3% más que en 2005. Lo que dedicó a comprar alimentos para el hogar ascendió a 1.355 euros, un 3,6% más que el año anterior y un 18% del presupuesto familiar. El resto pertenece al sector de la hostelería. En total, el gasto fue de 81.916 millones de euros. Los que más gastan son los catalanes (1.616,4 euros) y los que menos, los murcianos (1.073,5 euros).

En los últimos cinco años, las visitas que los españoles han hecho a las tiendas se han reducido de 22 a 17 veces al mes. Dedican tres horas y cinco minutos a la semana a hacer la compra (cinco minutos menos que hace un año). El 43% de las compras las realizan el fin de semana. Pese a que la rapidez prima a la hora de comprar, los grandes almacenes siguen siendo los preferidos. Además, un 80% paga en efectivo.

Los consumidores valoran cada vez más la calidad de los productos y la proximidad para adquirirlos. La ministra recordó a la industria la necesidad de innovar y aportar valor añadido.