La prórroga tampoco solventó el partido. Fue más de lo mismo. El líder del PP volvió a preguntar sobre el etarra José Ignacio de Juana Chaos, y el presidente del Gobierno volvió a salirse por la tangente. Mariano Rajoy volvió a hablar de chantaje, y José Luis Rodríguez Zapatero lo volvió a negar: «Ni chantaje, ni montaje. Este Gobierno no acepta chantaje de nadie, ni se achanta ante el montaje de mentiras del PP».
Rajoy, en su primera intervención, esgrimió la manifestación del pasado sábado -que describió como «ejemplar, seria y responsable»-, para preguntarle al presidente del Gobierno si el multitudinario encuentro le va a hacer rectificar la decisión tomada en torno a De Juana Chaos.
Zapatero no respondió directamente. Manifestó su «máximo respeto» por las personas que no comparten su opinión, pero indicó que iba a seguir en su línea política.
«La política antiterrorista que el Gobierno viene defendiendo sigue fijada en tres puntos: prevenir, combatir y trabajar por ver el fin del terrorismo».
Pero, además, como fue también un eje fundamental del discurso de Rubalcaba, Zapatero reprochó por primera vez abierta y directamente al PP que no pueda contar con este partido para luchar contra ETA. «Esto es una política de Estado, en la que el Gobierno debería contar con el apoyo de todos los grupos políticos. Lamentablemente, desde el inicio de la legislatura da igual el caso De Juana Chaos u otro. Este Gobierno no ha tenido nunca, ni un solo día, ni en una sola decisión, el apoyo del su grupo para ver el fin de la violencia».
Rajoy acusó el golpe, y le respondió también con contundencia: «Había un pacto entre ambos partidos, que usted firmó, que tenía el apoyo de la mayoría de los españoles. Y este acuerdo debilitó como nunca a ETA. Usted rompió el pacto, y yo lo apoyé después de la tregua. Pero usted hizo lo único que yo le pedía que no hiciera», dijo solemnemente el líder del PP.
Pero, además. Rajoy resucitó viejas preguntas que siguieron sin contestarse, como las relativas a la presentación de Batasuna a las próximas elecciones o lo que presuntamente puede pasar con Navarra. Todo ello, le llevó al líder del PP a concluir: «Usted está poniéndose en contra de la inmensa mayoría de la sociedad española por dos motivos. El primero es el proceso de paz, que le tiene sometido. El segundo, la descalificación global de la oposición. No sé si es bueno para usted, pero sé que es malo para España».
Zapatero también se rebeló. «Le admito que puede haber españoles que discrepan de la decisión, pero no hay un español que pueda decir que usted me ha apoyado en la lucha antiterrorista, en ninguna cuestión, en absolutamente ninguna», dijo el presidente.
Tras los dos líderes de los dos principales partidos políticos de este país, el debate sobre De Juana Chaos siguió durante toda la sesión de control. Eduardo Zaplana y Angel Acebes se enfrentaron a la vicepresidenta y, posteriormente, hubo toda una batería de preguntas al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Más de lo mismo.
El debate más agrio lo sostuvieron Acebes y María Teresa Fernández de la Vega. El dirigente del PP preguntó qué motivos tiene el Gobierno para que el etarra no vuelva a la cárcel una vez recuperado. Para Acebes, si esto ocurre, «habrá conseguido agravar la humillación a las víctimas, fortalecer a ETA y aumentar la indignación de los españoles. Su doctrina del mal menor es una aberración. Es darles todo lo que pidan para que nos perdonen la vida», dijo.
De la Vega no se cortó: «No estoy de acuerdo ni en el fondo ni en la forma. El fondo por tramposo y la forma por demagógica. La situación del interno se decidirá con arreglo a la ley y con control del juez. Usted una vez salió, manipuló y perdió. Le va a pasar ahora igual».
De nuevo, más de lo mismo.
