TERESA CRUZ. Corresponsal
LAS PALMAS.-
La psicosis se apodera del municipio de Santa Lucía de Tirajana, en Gran Canaria, después de cumplirse cinco días de la desaparición del niño de siete años Yeremi Vargas Suárez. La hipótesis de un secuestro cobra fuerza a medida que pasan los días. Todos los familiares del pequeño ya han sido interrogados, se han rastreado pozos y barrancos -incluso de los municipios aledaños de Agüimes y San Bartolomé de Tirajana- y submarinistas de los Cuerpos del Seguridad del Estado han recorrido la costa sin que se haya encontrado ningún rastro del menor.
La incorporación de un centenar de militares, de la Unidad del Regimiento de Infantería 50, eleva ya a 400 el número de personas implicadas directamente en las labores de búsqueda. Ayer, precisamente, esta unidad del Ejército volvió a peinar los alrededores del domicilio del pequeño, con el objeto de encontrar nuevas pistas. Los perros, sin embargo, pierden el rastro del niño en los límites del solar donde jugaba a diario y donde fue visto por última vez.
El municipio de Santa Lucía de Tirajana, impactado por la noticia, ha reaccionado con numerosas muestras de solidaridad hacia la familia de Yeremi. A diario se reciben alrededor de 50 llamadas telefónicas en relación con este caso, aunque la Guardia Civil -encargada de la investigación- no desvela ningún detalle sobre el mismo. No se descarta tampoco ninguna línea de investigación, si bien la hipótesis que parece tener más peso a medida que pasan los días es la de un posible secuestro. La urgencia de encontrar al pequeño es mayor si cabe porque, en caso de estar retenido en contra de su voluntad, se incrementa la posibilidad de que peligre su vida, según fuentes de la investigación.
Yeremi desapareció alrededor de las 13.30 horas del pasado sábado cuando jugaba con sus dos primos, de tres y nueve años, en un solar cercano a su domicilio.
Se trata del segundo menor desaparecido en Gran Canaria en ocho meses, ya que desde julio del pasado año falta de su domicilio Sara Morales Hernández, de 14 años. Las probabilidades de que ambos casos estén relacionados son, sin embargo, pequeñas.
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