ISABEL MUNERA / ALFONSO MATEOS
MADRID.-
Las ocho familias que anunciaron el pasado 28 de febrero su intención de viajar a la República del Congo para llevar comida y medicamentos a sus hijos ante la situación de bloqueo en que se encuentran sus procesos de adopción están ya en ese país.
Las advertencias de la Generalitat y del Ministerio de Asuntos Exteriores para que no emprendieran el viaje, ante la posibilidad de que esto incidiera negativamente en las conversaciones diplomáticas que España mantiene con la República del Congo, sólo han servido para que los padres lo aplazaran 15 días.
Ayer llegaban las primeras parejas al aeropuerto de Brazzaville (República del Congo), según confirmó a EL MUNDO la presidenta de Adic (Asociación de Adopción de Niños del Congo), Anna Soler. Está previsto que en los próximos días llegue el resto de los padres que decidieron aplazar su viaje el pasado mes de febrero.
Soler precisó que nadie de la asociación había sido informado de la decisión de los padres de viajar ahora al Congo. De hecho, la presidenta explicó que, de habérselo comentado, les hubieran aconsejado no hacerlo. «Ha sido una decisión suya. Nosotros pensamos que puede llegar a ser perjudicial. Se han ido sin consultar a nadie. Nuestro consejo hubiera sido que guardaran cautela», añadió Soler.
Fuentes de la Generalitat consultadas por este periódico a última hora de ayer explicaron que los padres no habían «informado de su viaje previamente a ninguna administración» y consideran que se trata de «una actuación muy poco prudente».
Los padres tienen la intención de visitar las casas cuna que Adic mantiene en las capitales de los dos países, en Kinshaha y en Brazzaville, para comprobar el estado de los pequeños.
Las familias están preocupadas por la salud de los menores después de algunas informaciones que les había proporcionado Adic, en las que se hablaba de la falta de dinero para mantener estos hogares.
Una precariedad negada desde la Generalitat -que ha dado a la asociación 105.000 euros-, pero que confirmó Soler a este periódico. «La situación es muy precaria. Tenemos mucho personal y apenas podemos costear estos gastos y los de los pequeños», explicó.
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