La investigación determina que «la aparición de diversos desperfectos no puede atribuirla a ninguna avería de material, sino a una acción humana directa y voluntaria». En total se han descubierto 20 sabotajes en distintas unidades de la serie 2000 que sólo funcionan en las líneas 1,4, 5 y 11.

Las pesquisas comenzaron tras las denuncias formuladas por la dirección de Metro. Hasta los talleres del suburbano se desplazaron agentes de la Brigada de Policía Científica y funcionarios de la Brigada Móvil, dependiente de la Brigada de Seguridad Ciudadana.

Se han hallado tres tipos de manipulaciones: cortes de cables de radioteléfonos, pegamento en los pulsadores y llaves de puerta, y cortes en los micros de hombre muerto.

Según las pesquisas, para romper los cables del radioteléfono no se precisa ningún conocimiento técnico ya que se encuentran a la vista. Este corte no impide el movimiento del tren.

En cuanto al pegamento hallado en el pulsador y l a llave de selección de las puertas, la Policía dice: «No se requiere ningún conocimiento pero sí sabe el desperfecto que causan, pues estropean todo el sistema de apertura de las mismas puertas». Sobre el micro de hombre muerto, sostienen que se requiere capacidad técnica para cortarlo ya «que se debe distinguir del resto de cables, lo que hace presuponer que sea un trabajador debidamente acreditado y con conocimientos técnicos que presta su servicio en la empresa o bien otra persona a la que previamente se la haya instruido sobre las características del mismo».

El micro del hombre muerto es una medida más de seguridad que se encuentra en la cabina de mando del tren y que el conductor debe mantener apretado para el funcionamiento del convoy. Se detiene cuando deja de ser accionado. Sin embargo, este dispositivo sólo es utilizado cuando el control del tren se efectúa manualmente, generalmente en los depósitos y talleres de trenes para efectuar maniobras.

El informe de la Policía remarca que es muy difícil averiguar quién está detrás de los sabotajes ya que son recintos de grandes dimensiones donde hay talleres de mantenimiento, oficinas de ingeniería y escuelas de formación.

Aclara que el acceso al interior de los recintos, tanto para trabajadores como para visitantes, «se realiza previo paso por un control que llevan a cabo vigilantes de una empresa de seguridad». «Una vez dentro del recinto, los trabajadores que han sido identificados se mueven sin ningún tipo de restricción, con plena libertad. Es importante determinar que el número de empleados que prestan su cometido en el interior de los trenes es muy numeroso, pues no sólo realizan trabajos los que pertenecen a Metro, sino también otras empresas contratadas (conductores, mantenimiento, limpieza, etcétera) se mueven con plena libertad por todas las instalaciones», detalla el documento elaborado por un mando de la Brigada Móvil.

Asimismo, indica que el acceso al interior de los trenes es «sencillo», para facilitar los trabajos que se efectúan en su interior. «Las cerraduras que tienen las cabinas no presentan ninguna dificultad para su apertura, no son de seguridad y se abren con una simple llave cuadrada fácil de adquirir en el mercado», por lo que no puede existir un «riguroso control, toda vez que se perdería efectividad y eficacia en el servicio que presta Metro».

Hasta la fecha no se ha podido determinar personas sospechosas y tampoco se ha investigado a ninguno de los trabajadores. Los informes ya han sido remitidos al juzgado.

También revela la Policía que el pasado día 20 de febrero a las 22.00 horas se halló en un vagón de un tren de la línea 1 un artefacto explosivo simulado que provocó el desalojo del vagón y la presencia de los Técnicos en Desactivación de Explosivos (Tedax). La bomba falsa estaba compuesta «por tres tubos de plástico, cada uno de ellos con unas dimensiones de 20 cm de largo y 2 cm de diámetro», sellados por ambos extremos con espuma y de los cuales salía un cable «simulando una mecha de aproximadamente 20 centímetros de largo», pero «el interior estaba vacío».

El portavoz de Transportes del PSOE en la Asamblea, José Quintana, defendió que lo que la Policía llama «averías intencionadas» y «sabotajes» en el Metro no son más que «actos vandálicos que siempre se han dado» en el suburbano madrileño. «Cualquier persona con malas intenciones puede realizar lo que siempre hemos denominado actos vandálicos».

El candidato del PSOE a la Alcaldía de Madrid, Miguel Sebastián, mostró su apoyo a los trabajadores de Metro y consideró «intolerable» que los responsables políticos de Madrid les «acusen veladamente» de provocar averías. «Es obvio que nunca justificaremos un sabotaje, pero es inadmisible que los poderes públicos trasladen su responsabilidad a los trabajadores», opinó.

El lunes la Comunidad contrató a más de 100 vigilantes de seguridad para trabajar en los talleres del suburbano con el fin de acabar con los sabotajes. La consejera de Transportes, Elvira Rodríguez, dijo que los trabajadores del Metro «no son responsables» de los incidentes ocurridos los últimos días en este servicio y que las medidas de seguridad que se han reforzado «no van contra» los empleados, sino que «son buenas» para ellos.

Lunes 12: cortados dos cables de radioteléfono y otro de 'micro de hombre muerto' en tres unidades.

Martes 13: pegamento en pulsadores y llaves de puertas de cuatro unidades y cable de raditoteléfono cortado en otra.

Jueves 15: cortado el cable de radioteléfono y del 'micro' en dos vagones.

Viernes 16: cables cortados y arrancados en tres máquinas.

Domingo 18: cortan cable de teléfono y del micro de un vagón.

Lunes 19. cable cortado en una unidad.

Martes 20: artefacto explosivo simulado en la estación de Tribunal (línea 1). Está compuesto por tres tubos de plástico rojo, sellados en ambos extremos y con una mecha de 20 centímetros.