Jueves, 15 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6297.
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Las falsedades no sólo se oponen a la verdad, sino que a menudo se contradicen entre sí (Voltaire)
 MADRID
Ayuntamiento
Las policías que cambiaron el Cuerpo
Las primeras mujeres entraron en la Policía Municipal en 1971. Fueron 52 pioneras que hoy cumplen 35 años de servicio y de lucha
CARMEN SERNA

El 2 de octubre de 1971 se produjo un hecho histórico en Madrid y en España; aprobaban la oposición a policía municipal las primeras 52 mujeres. Entraron en servicio, siete meses después, hace ahora sólo 35 años, aunque como ellas lo relatan parece casi un siglo. Eran la quinta Unidad de Tráfico de la Policía Municipal, una sección sólo para mujeres. Y dirigiendo el tráfico.

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«Nunca se nos había ocurrido pensar en ser policías. Era impensable. Se nos preparaba para ser mujeres de nuestra casa», recuerdan.

Pero Amalia, María Dolores, Angela, Isabel... todas se plantearon que imposible, imposible, no era nada. «Cuando entramos, difícil era todo. Muchos policías pensaban que les íbamos a quitar el trabajo pero curiosamente esta oposición se convocó porque no se cubrían las plazas. Por eso y porque el Ayuntamiento quería dar una nueva imagen de la Policía Municipal», explica una de las primeras oficiales del Cuerpo.

Ayer, el Ayuntamiento de Madrid les daba un homenaje a unas mujeres acostumbradas a ser las primeras en algo. «Fuimos las primeras policías, la primera mujer en casarse, la primera en tener un hijo, la primera motorista, la primera en formar parte de una unidad que no fuera Tráfico, la primera...». Y así hasta la primera mujer policía que se jubila cerrando un ciclo.

Pero en todo ese camino, ellas han cambiado el Cuerpo, la sociedad y hasta las leyes, a base de pelear mucho. «Lo primero que batallamos es que cuando entramos en el Cuerpo no podíamos casarnos. Si nos casábamos, nos expulsaban. Lo curioso es que podíamos volver a ingresar si nos quedábamos viudas», aclara la oficial.

La prohibición se levantó dos años después. En 1973, hace sólo 34 años, se permitió que las mujeres policías pudieran casarse. El logro se debe, como siempre, a la valentía de una de ellas, Amalia Rol. Fue la primera en casarse y la primera en ser expulsada por este motivo. «Sin proponérnoslo cambiamos la vida de este país, cambiamos todos los Cuerpos... porque siempre había una primera vez», contaba emocionada durante el homenaje.

«Tuve que ir a los tribunales. Gané un juicio por hacer algo que hacían los hombres y con 15 días de permiso que yo no tuve», añade.

Después, vino la lucha por poder llevar un arma: «Nos costó 10 años, porque la mujer no podía entrar en un cuerpo armado. No llevamos ni porra ni pistola hasta 1981. Sólo dos años después de entrar nos dieron un spray que no valía para nada», rememoran.

Antes, en 1980, consiguieron poder cambiarse de unidad, la verdadera integración: «Dejamos de ser una unidad exclusivamente de mujeres para entrar a formar parte de otras secciones. Claro que antes tuvieron que adecuar las instalaciones para hubiera vestuarios para hombres y para mujeres... Iba antes la logística que la integración».

Se llaman así mismas las pioneras. Y lo son. Ayer, todas con una sonrisa en la boca y sin poder evitar sentirse maduras, «que no viejas», insisten, rememoraban, en el mismo lugar donde empezó todo, en la Casa de la Villa, cómo han cambiado «no sólo el Cuerpo, también la sociedad».

De hecho, la prensa de la época siguió no sólo su incorporación sino también su evolución. «Teníamos que dar una buena imagen y es curioso, por ejemplo, que nos hiciera todo el vestuario un modisto. El diseño del uniforme era muy femenino pero bastante cómodo: una falda pantalón, botas altas, un gorro favorecedor... Ahora miramos las fotos y no nos vemos desfasadas. Ibamos muy adecuadas a la moda».

El inspector jefe de la Policía Municipal, José Luis Morcillo, aseguraba ayer en el homenaje que estaba ante «antiguas jefes, hoy subordinadas, y siempre amigas». Quizá ahí radica el siguiente reto para las policías mujeres: ocupar todos los puestos de responsabilidad. «Esperamos el día en que sea tan natural que una mujer dirija los destinos de este país como que dirija el tráfico», concluía Amalia.

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