Pedro Víllora
Allá por 1967, cuando Nuria Espert representaba La buena persona de Sezuán de Bertolt Brecht, además de introducir a Brecht en un teatro comercial español que por entonces estaba casi vedado al dramaturgo alemán -de quien inmediatamente José Tamayo estrenaba Madre Coraje y sus hijos-, se convertía en involuntario objeto de una polémica promovida por quienes defendían la ortodoxia de la interpretación distanciada. «Nuria Espert no es brechtiana», aducían algunos desde sus periódicos, a lo que otros respondieron en sus columnas: «Nuria Espert no es brechtiana. ¡Peor para Brecht!». Anécdotas y tiempos que Terenci Moix contaba con gracia.
Han pasado justo 40 años de aquel estreno cuando un nuevo montaje de esa obra -el primero en español y en Madrid desde entonces- ha proporcionado a Yolanda Ulloa el prestigioso premio Mayte en una edición que contaba entre sus candidatos con la misma Nuria Espert, si bien la Espert ya había obtenido este galardón en su segunda convocatoria. Fue en 1973 y lo debió a Las criadas, sucediendo a Adolfo Marsillach que lo había recibido por Marat-Sade (La buena persona..., Marat... ¿Repetición o memoria en la cartelera actual?). Adolfo y Nuria: no lleva mal camino el premio que así inicia su andadura.
Yolanda Ulloa no es aún tan conocida como sus predecesores: los citados además de Gala, Buero, Nieva, Fernán Gómez, Alonso de Santos, Boadella, Flotats, la Rivelles, la Valdés... No obstante, ya había sido candidata por su Inés en el Don Juan Tenorio donde Angel F. Montesinos recuperó los diseños de Dalí. Lo cierto es que no son todavía muchos los trabajos que esta actriz formada en Inglaterra y Alemania -con dos colaboradores de Brecht: Manfred Wekwerth y Friedo Solter- ha mostrado en Madrid, pero sí de relevancia: Las señoritas de Aviñón de Salom, El libertino de Eric-Emmanuel Schmitt, Romance de lobos de Valle-Inclán...
Textos que hablan de su buen gusto a la hora de aceptar contratos y de lo elevado de sus miras profesionales. Al estrenar La persona buena se dolió de que la promoción se centrase en un personaje secundario interpretado por un famoso actor televisivo cuando la protagonista era ella. Con su sorprendente, merecido y aplaudido Mayte a cuestas, es lógico pensar que nadie volverá a incurrir en semejante descortesía con una actriz rebosante de posibilidades. Felicidades a ella y al jurado que ha valorado el mérito más allá de la fama.
|