ANA ALONSO MONTES
MADRID.-
Desde hace un año Boyden Gray es el máximo representante de Estados Unidos ante la Unión Europea. Insiste en que las relaciones transatlánticas viven un buen momento y que no percibe síntomas de antiamericanismo. Da numerosos ejemplos del buen trato que siempre recibe desde que trabaja en Europa, si bien reconoce que le suelen confundir con un británico. Mide casi dos metros y fue abogado antes que diplomático.
Cuatro años después de la intervención militar en Irak, que produjo divisiones en Europa, vivimos de nuevo una situación de escisión por el escudo antimisiles que Washington desea desplegar en Polonia y República Checa. Sin embargo, Boyden Gray asegura que se han superado las diferencias de años anteriores. «Escucho a los altos funcionarios en Bruselas continuamente decir que las relaciones transatlánticas atraviesan su mejor momento. Sobre Irán, el Líbano, el problema palestino, las relaciones con China y Rusia, nos movemos en la misma dirección. En cuestiones como Guantánamo es cierto que podríamos explicarnos mejor», señala el embajador, de visita en Madrid con motivo de la conferencia Lanzando una nueva Agenda para una Alianza Económica Transatlántica, organizada por la Cámara de Comercio.
Las diferencias entre la UE y Estados Unidos en la guerra contra el terror se ponen de manifiesto en el informe del Parlamento Europeo sobre los vuelos de la CIA, las reiteradas quejas sobre Guantánamo o las críticas europeas a la política de rendiciones (capturas de sospechosos sin juicio previo). Pese a lo que pueda parecer, Gray reconoce que por parte estadounidense «hay límites en la lucha contra el terror, aunque sea una guerra».
Sin embargo, al embajador estadounidense le parece que el informe del Parlamento Europeo sobre los vuelos de la CIA cae en «tremendas exageraciones», sobre el número de vuelos, lo que hacían... «No transportamos gente sin consentimiento de los países, no torturamos. No hacemos eso», asegura contundente el diplomático.
En cuanto al centro de detención de Guantánamo, recuerda que políticos europeos, como el líder de la mayoría parlamentaria en Bélgica, han reconocido recientemente que las condiciones allí son mejores que en las cárceles en su país. «La cuestión es qué hacemos con muchos de los detenidos. Muchos vienen de Europa pero las naciones europeas no los quieren de vuelta. No podemos mandarlos a cualquier lado. Hay poca consistencia sobre este asunto por parte europea», afirma Boyden Gray.
En relación con el despliegue del escudo antimisiles en Polonia y en la República Checa, Gray considera que son los europeos los que no se ponen de acuerdo sobre su conveniencia. «Las diferencias son internas, no con nosotros. El tema del escudo antimisiles ni es nuevo ni secreto. Lo hablamos con Europa. Conocemos las preocupaciones de Rusia. Se discutirá en la OTAN. Quizá sea ésa la mejor solución», comenta Boyden Gray.
Es un terreno de arenas movedizas, sobre todo después del discurso del presidente ruso, Vladimir Putin, en la Conferencia sobre Seguridad de Múnich, donde acusó a Estados Unidos de poner en peligro la estabilidad global. «Reconocemos que quizá no hemos hablado lo suficiente con Rusia. Por eso mantuvimos más conversaciones. Tratamos de estar más en contacto, pero esperamos que la relación no se deteriore después de todos estos esfuerzos».
Gray concluye que, pese a las especulaciones de algunos militares rusos, queda fuera de toda duda de que no está dirigido contra Rusia. Y sobre la posibilidad de que estemos ante una Segunda Guerra Fría, Boyden Gray da la razón al secretario de Defensa, Robert Gates, quien sentenció: «Con una tenemos suficiente».
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