El alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Javier Solana, viajó ayer a Siria para pedir al régimen de Bashar Asad que contribuya a estabilizar Irak y el Líbano, poniendo fin al distanciamiento emprendido por la UE tras el asesinato del ex primer ministro libanés Rafic Hariri.
Solana se entrevistó con el propio Asad, con su vicepresidente Faruq al Shara y con el ministro de Exteriores Walid al Mualem. Durante estos encuentros, el responsable europeo solicitó a Damasco que ayude a poner fin al tráfico de armas que pasa por su frontera hacia territorio libanés y promueva así el cumplimiento de la resolución 1.701, que puso fin al conflicto del pasado verano.
«He informado al presidente de que deseamos que Siria haga grandes esfuerzos para aplicar la resolución 1.701, necesaria para asegurar la paz y la estabilidad del Líbano», dijo Solana. La 1.701 implica la retirada israelí del sur del Líbano y el despliegue del Ejército libanés apoyado por cascos azules, así como el desarme de Hizbulá. La primera parte se cumplió, pero el Partido de Dios admite estar rearmándose. Siria lo considera un movimiento de resistencia con derecho a estar armado siempre que parte del Líbano (las Granjas de Shebaa) siga ocupado por Israel.
Con esta visita, el representante de la UE se ha convertido en el primer alto cargo europeo que visita Damasco en más de dos años, desde que se apuntase a una posible implicación siria en el atentado contra Hariri. Entonces, la UE, a petición de Francia -muy implicada en la política libanesa-, inició un aislamiento diplomático hacia el régimen sirio, al que acusa de no cooperar en el esclarecimiento del ataque terrorista.
Sin embargo, el papel que Siria juega en la política libanesa ha hecho que Europa se replantee su postura. Los partidos chiíes prosirios (Hizbulá y Amal) están enfrentados al Gobierno antisirio de Fuad Siniora desde hace cuatro meses, cuando abandonaron el Ejecutivo de unidad por sus diferencias en torno a la composición del mismo y su rechazo a la creación de un tribunal internacional que consideran político y no criminal. Desde entonces, al bloqueo político en Beirut se suman los encontronazos entre seguidores de uno y otro bando que han producido hasta el momento nueve muertos. La presión de Damasco podría ayudar a que los grupos chiíes negocien su vuelta al Ejecutivo poniendo fin a una confrontación que muchos temen que derive en otra guerra civil.
La reanudación de relaciones entre la UE y Siria -aunque oficialmente nunca se rompieron- sólo ha sido posible después de que París retirara, la pasada semana, sus objeciones al viaje de Solana, forzado por la magnitud de la crisis regional. Su visita es estimada por Damasco como el reconocimiento europeo al papel que juega en Oriente Próximo y se suma a su participación en la conferencia de Bagdad.
Solana había expresado su confianza, la víspera, desde Beirut, de que «se desbloquee la situación política antes de la cumbre», en referencia al encuentro de la Liga Arabe previsto para el 28 de marzo. Para lograrlo, el líder de la coalición antisiria, Saad Hariri, está negociando con su homólogo de Amal, Nabih Berri. Ayer, Hariri anunció haber alcanzado un acuerdo de principio con Berri: «Estamos dispuestos a dialogar, a cooperar con algunos en el Gobierno y a proceder a hacer algunas enmiendas sobre el tribunal», dijo.
Solana pidió a Damasco que respalde la constitución del tribunal internacional, y el ministro de Exteriores sirio le respondió que «nunca hemos dicho que estemos en contra del tribunal, aunque hay diferencias (libanesas) en cuanto a su estatus». Para ser creado, el tribunal requiere el apoyo parlamentario libanés.
A cambio de los esfuerzos sirios, Solana se comprometió a apoyar la devolución de los Altos del Golán, ocupados por Israel en 1967 y anexionados en 1981. «Queremos trabajar tanto como sea posible para ver cómo Siria recupera el territorio tomado en 1967», dijo. Es de esperar que el anuncio sea duramente condenado por Israel, cuya ministra de Exteriores pidió el lunes a sus homólogos europeos que continuaran el aislamiento de Damasco.