Jueves, 15 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6297.
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Un asesinato de película
Un libro de crímenes no resueltos y una serie de TV animan a un fiscal italiano a reabrir el caso de una mujer acuchillada hace 13 años
IRENE HDEZ. VELASCO. Corresponsal

ROMA.- Parecía uno de esos crímenes condenados a no resolverse jamás... Y, sin embargo, 13 años después de que una mujer llamada Antonella Falcidia falleciera tras recibir 23 cuchilladas en su casa de Catania, en Sicilia, las fuerzas de seguridad italianas han conseguido reconstruir los pormenores de su muerte y detener a su presunto asesino. Un libro y una serie de televisión han permitido solucionar uno de los crímenes más enigmáticos registrados en Italia en los últimos años.

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Hacía ya tiempo que la policía había dado carpetazo al caso de Antonella Falcidia, una ginecóloga asesinada el 4 de diciembre de 1993 en la vivienda que compartía junto a su marido, el también médico Vicenzo Morici. Las investigaciones realizadas en torno a su muerte no habían logrado desvelar los motivos ni el posible nombre de quien la acuchilló. Y el marido, el principal sospechoso, contaba con una sólida coartada.

El asesinato de Falcidia revestía tal aura de misterio que un famoso periodista, Carlo Lucarelli, lo había incluido en un libro sobre asesinatos famosos no resueltos publicado hace unos meses. Providencialmente, aquel libro cayó el año pasado en las manos del fiscal de Catania Renato Papa, que lo devoró con enorme interés. A su vez, este fiscal con interés en RIS, una serie de televisión italiana, similar a la popular CSI, sobre el trabajo de la policía científica. En fin, que el fiscal reabrió el caso y confió las investigaciones a los especialistas de los Carabinieri de Messina.

Lo primero que hicieron los agentes fue visitar la casa en la que hace 13 años, en medio de un gigantesco charco de sangre, Antonella Falcidia fue hallada muerta. Durante tres horas lo revolvieron todo y volvieron a tomar fotos en la búsqueda de nuevos elementos que permitieran arrojar un poco de luz a lo que ocurrió en el salón de aquella vivienda hace 13 años. Los agentes tomaron nuevamente declaración a buena parte de las personas que en su día fueron investigadas en relación con este crimen.

Entre ellos, al médico que había proporcionado una valiosa coartada al marido de la víctima, tras declarar que el día de autos Vicenzo Morici había estado con él hasta las 20.30 horas. Ahora corrigió su versión y dijo que eran las 20.10 horas cuando se separó de Morici. Veinte minutos de diferencia que, según los investigadores, permitían que el marido de Antonella hubiera dispuesto de tiempo suficiente para cometer el crimen.

Segunda boda

Los reflectores se volvieron entonces sobre Morici, quien tras la muerte de Antonella se había vuelto a casar y había tenido otro hijo. Riccardo, su primogénito, tenía 18 años al morir su madre. Los investigadores comenzaron a rastrear su vida. Y así descubrieron que el médico y la víctima se enfrascaban en frecuentes peleas a causa de una relación extramatrimonial que Moraci mantenía con otra mujer. Descubrieron también episodios de violencia en el historial del doctor. Y el golpe final lo atestaron los agentes de la policía científica, al dar con una prueba que cerraba el círculo en torno a él.

En una de las fotografías de la vivienda podían verse unas extrañas manchas en la parte baja del sofá. Al ser ampliada la imagen con un potentísimo escáner prestado para tal fin por la Universidad de Trieste, los investigadores descubrieron que esas manchas no eran sino pequeños caracteres escritos por la fallecida con su propia sangre minutos antes de morir. «Enz», podía leerse. Según los investigadores, esas tres letras harían referencia a Enzo, diminutivo de Vincenzo, el nombre del marido. Las pruebas grafológicas han establecido que es la letra de la asesinada.

Según la reconstrucción realizada por los agentes, la pareja discutió y el marido la acuchilló 23 veces hasta que Antonella cayó agonizante junto al sofá. Allí escribió el nombre de su marido/asesino, sin que éste se diera cuenta. Poco después, Vicenzo Morici habría rematado a su esposa con un corte preciso en la garganta que le cortó la yugular. Morici fue detenido el martes por la noche, poniéndose así fin a un misterio que duraba más de 13 años.

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