Viernes, 16 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6298.
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 CATALUNYA
NovIsimos de la 'cançó'
ANA MARIA DAVILA

Después de años de sequía, la canción de autor vuelve a florecer.Y no sólo porque el Festival Barnasants esté celebrando este año -finaliza el próximo día 25- una desbordante 12ª edición, con más de 60 recitales distribuidos por toda la ciudad de Barcelona y su entorno. Un crecimiento, sin duda, necesario y más que merecido para una cita única en su género en todo el Estado español. No, lo verdaderamente importante es que dentro de esta extensa y generosa oferta no sólo tienen cabida las grandes figuras del género, sino también, y de forma cada vez más notoria, una nueva generación de cantautores catalanes que emerge con fuerza.

Es un entusiasta colectivo que ha comenzado a forjarse discreta, pero tenazmente, en la intimidad de un puñado de bares barceloneses, y que desde hace un tiempo comieza a darse a conocer con el apoyo de espacios como la sala Zacarías, el festival BarnaSants y de pequeños sellos independientos, como Vicious Records o Batiendo Records.

Los nuevos cantautores tienen en común una misma identidad generacional.Vinieron al mundo cuando la nova cançó ya era una combativa realidad y si, lógicamente, no se sienten herederos de ella, sí defienden -y con fuerza- la figura y el oficio del cantautor. Es una generación urbana y bilingüe; proceden del entorno metropolitano barcelonés, son hijos de emigrantes y se expresan, mayoritariamente, en castellano, aunque tampoco tienen problemas a la hora de hacerlo en catalán. En sus canciones hablan de sus realidades cotidianas, reivindican el peso musical de sus composiciones y apuestan por una creación ajena a los cánones comerciales.

«Vengo a cantautar, no vengo a cantar, no desde tan lejos...».Lo dice, bien claro, Alejandro Martínez en una de sus canciones, auténtica definición artística para una generación que emerge después de un largo período de reflujo del género.

Dani Flaco, Gerard Costa, Pedro Javier Hermosilla, Lucas Masciano, Edu Monteagudo (Agudélico), Meritxell Naranjo, Rafa Pons, Rojas...Esto son sólo algunos de los nombres de este emergente colectivo, que aunque con estéticas y discursos musicales diferentes, tienen en común el personal imperativo de hacer canciones sin más condicionamientos que su particular e íntima necesidad de expresión.

Una nueva generación, de entre 20 y 30 años, cuya irrupción en el panorama musical catalán aporta toda una bocanada de aire fresco para un género que, durante años, se ha visto desplazado de los primeros planos de la actualidad musical. Una situación que Pere Camps, director del BarnaSants, conoce mejor que nadie.

«Este festival nació, precisamente, con la idea de reivindicar la canción de autor y la figura del cantautor como juglar de la sociedad, en un momento en el que la figura de estos artistas, excepto unos pocos nombres, estaba siendo machacada desde los medios de comunicación. Y ahora, por fin, hemos conseguido darle la vuelta a la tortilla a esta situación y asistimos al nacimiento de un movimiento muy potente, el primero surgido del área metropolitana de Barcelona, de cantautores que cantan es castellano», afirma, categórico.

Pero, ¿qué explica este proceso? ¿Qué ha propiciado la aparición de esta nueva hornada de cantantes? «Yo creo que nosotros ocupamos ese espacio entre lo que de verdad quiere la gente y lo que le ofrece el mercado», contesta, sin dudarlo, Rafa Pons (Barcelona, 1978), quien acaba de presentar su primer disco, Mal te veo (Batiendo Records, 2007).

«Cuando yo empecé a escribir canciones pensaba, a priori, que no encaban con lo que el público podía querer. Pero cuando empecé a cantar en los bares y vi la recepción que tenían, me di cuenta de que existe una distorsión entre lo que se vende como mayoritario y lo que en realidad escucha la gente. La gente quiere verdades musicales. Y esa autenticidad es la que descubre en todos nosotros», opina Pons.

Para Dani Flaco (Bellvitge, 1977), los orígenes sociales y familiares de todos ellos constituyen, sin duda, un hecho diferencial a la hora de conformar la personalidad artística de este colectivo.«Todos nosotros venimos de familia obrera y tenemos en común una visión diferente de la vida, quizá porque nuestros padres han oído otro tipo de música o han visto otros programas de televisión», afirma este joven artista, hijo de murciano y catalana, antiguo trabajador de la Seat y que hace un año hizo su debut con Salida de emergencia (Vicious Records).

Ciudadanos del siglo XXI, los nuevos cantautores tienen muchas cosas a las que cantar; aunque no son las mismas, claro está, que las de sus predecesores históricos. «Nuestras temáticas no tienen nada que ver con la de los cantautores de los 70 y que, en mi caso, por ejemplo, ni siquiera están entre mis referencias musicales. Ellos hablaban de la búsqueda de una libertad común porque era algo que no se tenía en ese momento. Ahora, en cambio, se habla de libertades individuales», señala Meritxell Naranjo, una de las pocas voces femeninas del colectivo.

Una opinión que también comparte Pedro Javier Hermosilla, que a sus 32 años y con una década de recorrido artístico a las espaldas, se ha convertido en uno de los representantes más destacados del movimiento. «Yo no intento hablar de problemas sociales, porque pienso que de cualquier cosa se puede hacer una canción», opina el cantante, que también reivindica la importancia de las nuevas tecnologías en el proceso creativo de los jóvenes juglares del siglo XXI. Pero se hable de lo que se hable, Rafa Pons está convencido que el solo hecho «de elaborar un mínimo discurso poético nos hace especiales dentro del mercado».

Por su parte, el autor del ya emblemático Vengo a cantautar, Alejandro Martínez (Sant Boi de Llobregat, 1980), considera que la diferencia «más notable es que en nosotros existe una preocupación musical mayor, ya que, a la que podemos, nos ponemos una banda detrás», opina este artista, que por otro lado confiesa que escribió aquella canción con la idea de «reconocerse en la tradición y en el oficio de hacer canciones».

En cualquier caso, lo que está claro es que ninguno de ellos lo ha tenido -ni lo tiene- fácil a la hora de mostrar su trabajo al público. «Los requisitos que se exigen para llegar a los medios de comunicación son muy superficiales y no tienen nada que ver con cuestiones musicales. Básicamente lo que te piden es que seas guapo y simpático», lamenta Rojas (Santa Coloma de Gramanet, 1985), el benjamín del grupo, pero ya con disco en el mercado: Cuando los sueños se equivoquen (Vicious Records, 2006).

«Barcelona es muy complicada para la canción de autor. Esta es una ciudad que se decanta por el jazz, por los sonidos mestizos, por la fusión y dónde se piensa que los cantautores son patrimonio de Madrid», opina Rubén Martínez, decidido impulsor del género en su calidad de responsable de la sala Zacarías y de la productora Les Nits de l'Art.

Por eso, todos ellos han forjado su oficio en bares y locales nocturnos de la ciudad, muchas veces haciendo hasta tres o cuatro actuaciones por noche.

Y de eso también han sabido hacer una ventaja. Porque, como dice el que viene de más lejos, Lucas Masciano (Chivilcoy, Argentina, 1977), «nosotros podemos mantenernos dentro del circuito underground.Y de esa resistencia surge el crecimiento», añade este cantautor afincado en Barcelona, que debutó en 2005 con Al diablo con todo (Filmax).

De hecho, el colectivo se siente esperanzado y optimista. «Lo que se ha creado es un auténtico logro, porque hace cuatro años esto no existía ni de coña», opina Alejandro Martínez, mientras que Rubén Martínez echa en falta el apoyo de programadores y los medios. «Porque si algo hay es público con ganas de ver a estos artistas», sentencia.

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