La propia Administración autonómica, a través del Departament d'Interior i Relacions Institucionals, es la titular de la gestión de ese juego, denominado Binjocs, que está levantando ampollas entre las organizaciones de ludópatas desde que empezó su comercialización, el pasado 21 de noviembre. La máquina ni tan sólo admite monedas.Funciona a golpe de tarjeta de crédito y los usuarios pueden apostar tanto dinero como quieran, además de disponer del tiempo que consideren necesario para gastarlo.

El nuevo juego cuenta con un gancho más. Todas las máquinas activas están interconectadas a través de un sistema telemático que permite engrosar y compartir premios, también ilimitados. Ese concepto de premio sin umbral es la primera vez que se da en un juego permitido por la Generalitat. Esa particularidad «favorecerá en un elevado número de casos, la fantasía de control y ganancia por parte del usuario», señala en un comunicado el presidente de la Associació Centre Català d'Addiccions Socials, Francesc Perendreu, sosteniendo que las personas con problemas con el juego pensarán: «puedo seguir perdiendo porque si gano recuperaré todo lo que he jugado».

La entidad augura que «si no se modifican estos parámetros, un aumento de jugadores patológicos, exclusivos de esta modalidad, con unas problemáticas económicas y familiares, por encima de lo que hasta ahora se está viendo».

La forma de jugar consiste en la adquisición de un boleto con un número personal al cual se ha cargado la cifra económica deseada por el jugador. Una vez delante de la máquina, el jugador se identifica con el número asignado, con un boletín virtual al que se le van restando las apuestas perdidas y los premios ganados.

En Andalucía y Aragón esta variedad de tragaperras ya funciona y ha sido bien recibida a tenor de las cifras de facturación, si bien en esos casos ninguna administración participa en la gestión. Los bingos virtuales son una de las últimas tendencias en el sector del juego y están destinadas a sustituir a las tragaperras precisamente porque abre la puerta al pago con tarjetas de crédito, algo que los ludópatas consideran que incrementa notablemente su capacidad adictiva.

La memoria de impacto económico elaborada por la Entitat Autònoma de Jocs i Apostes (EAJA) daba por hecho el atractivo del nuevo juego, una variante del bingo adaptada a las máquinas tragaperras.Según ésta, la recaudación anual ascenderá cada año a 18 millones de euros. Se calcula que entre el 60% y el 90% se destina a premios.

El resto se lo reparten los tres actores implicados en el nuevo juego. Los salones recreativos y bingos que alberguen la máquina y que hayan pagado los entre 3.000 y 5.000 euros que vale cada una (según el tipo de modelo) se quedarán la mitad del beneficio.Cirsa Interactive Corporation, adjudicatario de la concesión de explotación y responsable de la interconexión entre aparatos, tendrá un 20% del excedente con posibilidades de elevar el porcentaje.

En tercer y último lugar, pero no el menos importante, se encuentra la Generalitat. Se aseguró un 30% del beneficio con la única condición de reducir su pastel si crecían los ingresos totales.En los cálculos iniciales figura una previsión de recaudación sólo por este tipo de máquinas situada entre los 300.000 y los 600.000 euros al año.

Ya en la memoria elaborada por la dirección general del Joc i d'Espectacles se justificaba la creación del juego en que «su implantación supondrá una mayor recaudación y, por tanto, un mayor ingreso» para la Generalitat, con alusiones posteriores al gasto de estos ingresos que después se deriva al Departament de Acció Social i Ciutadania.

Otra de la cuestión polémica del Binjocs y sus tres variantes de juegos es la forma como el Govern de la Generalitat aprobó los dos reglamentos que dieron luz verde a su comercialización.

Las primeras máquinas pudieron empezar a funcionar el 21 de noviembre, justo el mismo día en que se constituía el nuevo Parlament salido de las elecciones autonómicas del 1 de noviembre, que después designaría president a José Montilla. La EAJA realizó todos los trámites finales una vez se había disuelto la cámara catalana y en la antesala de la campaña de las elecciones autonómicas.

Esa celeridad en todo el proceso final contrasta con la tranquilidad en el cumplimiento de los plazos cuando se inició todo el proceso, un año y medio antes, en julio de 2005. Y es que el tripartito saliente parecía tener mucha prisa por introducir sus reformas en el sector del juego.

APOYOS

El mismo 'modus operandi' que en el caso del cuarto casino catalán

BARCELONA.- La Generalitat confirmó la primera semana de octubre las sospechas del sector del juego. Tal como habían vaticinado los empresarios del ramo, el Gobierno catalán adjudicó la licencia del cuarto casino de Cataluña al consorcio liderado por Juan Lao, hermano menor del presidente de Cirsa, Manuel Lao.

Entre los empresarios catalanes del juego se daba por segura la adjudicación a Juan Lao por su reciente afinidad al PSC. El fallo del concurso se comunicó 10 días antes del inicio de la campaña electoral para las autonómicas catalanas.

El cuarto casino se instalará en Lloret de Mar. La mitad de las ofertas presentadas estaban destinadas al fracaso. El grupo de Juan Lao, Atzaria, y el de su hermano, Cirsa, partían como favoritos.En el otro lado de la balanza, el grupo Peralada -vinculado a Inverama- y el vasco Nervión estaban condenadas de entrada.

Atzaria aglutina a cuatro empresarios del juego y al hotelero Guitart como virtual vencedor del juego. Su oferta consiste en un ambicioso proyecto que comporta la inversión de 23,84 millones de euros y que se ubicaría en el Gran Hotel Monterrey, actualmente de cuatro estrellas.

Semisoterrado

La conversión de éste a cinco estrellas y la construcción de un edificio semisoterrado -con un auditorio para 1.000 personas- diseñado por el arquitecto Fermín Vázquez, son los principales baluartes de su proyecto. También existe oferta culinaria de calidad, con Ramon Freixa al frente de la cocina. El PSC, cuando estaba en la oposición, había venido criminalizando tradicionalmente a las empresas del juego, especialmente a Inverama-Casinos de Cataluña, liderada por el empresario Artur Suqué, y Cirsa.

Los socialistas consideraban entonces que Casinos financiaba a Convergència, mientras Cirsa se beneficiaba de las relaciones clientelares con el partido de Jordi Pujol.

Sin embargo, las relaciones del PSC con el sector del juego cambiaron cuando el partido accedió al poder en 2003. Cirsa se benefició hace un año de la adjudicación por la Generalitat de la gestión de la lotería Supertoc, un sorteo interconectado que se realiza en las 57 salas de bingo catalanas y que reporta a las arcas autonómicas 20 millones de euros cada año.

La Entitat Autònoma de Jocs i Apostes (EAJA) es un ente público creado por la Generalitat en 1986 con un único objetivo, gestionar uno de los escasos recursos financieros de la Administración catalana que no dependía de las exiguas transferencias de Madrid: las loterías de la Generalitat en todas sus variantes, la Loto 6/49 y los diferentes modelos de sorteos con cupones de rascado y de lotería instantánea.

Muchas de las actividades que forman parte de las competencias de la EAJA se aprobaron en octubre pasado con el Parlament disuelto, ingrato papel que le tocó desarrollar al director y general de Jocs i Espectacles de la Generalitat, Xavier Guitart.

El primer director de la EAJA fue un hombre de la más estricta confianza de Jordi Pujol, el hoy empresario Carles Vilarrubí, que, tras dejar la dirección de Catalunya Ràdio, puso en funcionamiento la maquinaria para dar forma a una idea del entonces secretario general de Presidència, Lluís Prenafeta, empeñado en implantar un sistema de loterías instantáneas para que el Govern tuviera más recursos.

La empresa que se llevó la concesión fue Luditec , del grupo Casinos, a la que el tripartito dejó fuera del concurso en cuanto concluyó su concesión administrativa, en 2005.