Uno de los deseos personales de Gutiérrez Aragón era que Todos estamos invitados (título de la producción) fuese rodada en San Sebastián. Y así fue. «Fuimos bien recibidos en la ciudad, aunque está claro que hubo establecimientos y personas que nos dejaron claro que no colaborarían en nada 'en una película así'», comentó el director.

Para Gutiérrez Aragón -que hace dos años lamentaba en el transcurso de una mesa redonda celebrada en el Festival de San Sebastián «la falta de libertad en el País Vasco»- se trataba, sobre todo, de llenar un vacío, tal y como explicaba ayer en Málaga: «Notamos que había un vacío en cuanto a los testimonios de personas amenazadas, y queríamos llenarlo con esta película». «Hemos construido», añadió, «una película donde lo más difícil era precisamente captar y transmitir el testimonio de lo que pasa en el País Vasco... Pero creemos que es una película que había que hacer, y puedo asegurar que lo que se dice en ella se ha dicho en la realidad, y que las amenazas que se reflejan están tomadas de la realidad».

El filme, actualmente en fase de montaje, será estrenado muy probablemente en el próximo mes de septiembre. Preguntado ayer sobre si su estreno podría llegar en el marco del Festival donostiarra, que se celebra ese mes, Cerezo respondió: «Pudiera ser, pudiera ser».

Estamos todos invitados cuenta un triángulo infernal entre un etarra, un amenazado por ETA y una mujer, que será interpretada por una actriz italiana. La película se gestó antes de la tregua de ETA, aunque el primer día de rodaje, en plena Parte Vieja donostiarra, coincidió con el robo de pistolas de la banda en Francia. El atentado de la T-4 de Barajas se produjo cuando el rodaje ya había concluido. «A Enrique Cerezo no le gusta que yo diga esto», dijo Gutiérrez Aragón, «pero la verdad es que esta historia a veces puede ser interpretada de diferentes maneras según lo que esté ocurriendo en ese momento en la realidad española». En cualquier caso, el director de Estamos todos invitados pidió que la película «sea juzgada en primer lugar por sus valores cinematográficos».

Por otra parte, el Festival de Cine de Málaga asistió ayer al debut de Félix Viscarret, Bajo las estrellas. Con una atractiva estética a medio camino entre el road movie y la tragicomedia, Viscarret despliega una galería de perdedores y gentes machacadas por la vida a las que nunca corresponde un trozo de felicidad. Bajo las estrellas, es, desde ayer, según informa Andrés Martín Cejudo, una de las sorpresas del festival.