SHAKHTAR DONETSK 2
SEVILLA 3
Shust
Gai
Shevchuk
Chygrynskiy
Kucher
Jadson
Matuzalem
Fernandinho
Lewandowsky
Marica
Bielyk
Palop
Hinkel
Javi Navarro
Escudé
Dragutinovic
D. Alves
Poulsen
Maresca
Adriano
Kanouté
Luis Fabiano
Cambios: Rat por Shevchuk (min. 44)
Elano por Bielyk (min. 63)
Duljac por Matuzalem (min. 84)
Cambios: Chevantón por Hinkel (min. 56)
Puerta por Adriano (min. 56)
Duda por Javi Navarro (min. 80)
Arbitro: Gianluca Paparesta (Italia)
Tarjetas amarillas: Bielyk, Lewandowsky; Javi Navarro, Luis Fabiano, Dragutinovic, Poulsen, Escudé.
Goles: 1-0: Matuzalem (min. 48). 1-1: Maresca (min. 52). 2-1: Elano (min. 82). 2-2: Palop (min. 93). 2-3: Chevantón (min 105).
OLIMPICO. 30.000 ESPECTADORES
DONETSK.- Se acababa el campeón, con el gatillo helado en Ucrania. Se fundía el Sevilla en la desesperación porque sus matadores tenían el estoque de goma. Maresca había rescatado alguna esperanza, pero Elano, a 10 minutos del final, le puso firma a la sentencia. ¿Seguro? En el último segundo del descuento, Palop se echó al monte, apareció en el área y voló para rematar un saque de esquina. Le costó unos segundos asimilar que su cabezazo había entrado, que marcaba el 2-2 y llevaba la eliminatoria a la prórroga. Sobre la irreductibilidad de este equipo se ha escrito hasta el hartazgo, pero esto es ya el acabose. Lo que faltaba por ver. Nunca en la historia ha hecho el Sevilla disfrutar más ni tanto.
En el alargue, Chevantón puso la puntilla. Miel sobre hojuelas. El tanto del uruguayo acababa con una frustración personal y con la maldición colectiva que parecía haber caído sobre los delanteros sevillistas. Pudo no tener el partido tanto sabor a epopeya, porque los de Juande Ramos contaron con mil oportunidades para resolverlo en la primera parte. Pudo no ser necesario el milagro, ni el terrible esfuerzo que tanto preocupa en el único equipo español vivo en tres competiciones. Pero después de lo visto ayer, ¿quién pensaba en esto? Con sus últimas fuerzas, los jugadores se abalanzaron sobre Palop, el héroe de otro instante memorable. Lo de reclamar la selección ya sobra. Antes de la maravillosa locura de Palop, el Sevilla se había quedado seco. Para cualquiera, olvidar el gol es un drama. Para los de Juande Ramos, es un increíble drama. Porque generan ocasiones de manera torrencial. Su fútbol ha recuperado un punto de finura extraordinario, bulle de forma apabullante y, por momentos, emociona con el proustiano recuerdo del juego en los patios del colegio. Tal es la catálogo de travesuras y desbordes que despliegan los sevillanos. Pero es asomar por el área y caer en la ruina. Una verdadera pena.
En la primera mitad, el Sevilla alzó un monumento a la belleza y la ineficacia. A los dos minutos, Adriano se quitó el hielo con un tiro franco y malísimo. Al cuarto de hora, Kucher sacó bajo palos un globo de Kanouté. Entre el 20 y el 30, Shust le detuvo dos zarpazos a Luis Fabiano y vio lamer el poste otro de Adriano. La primera parte la cerraron Maresca con un tiro al palo y Kanouté con una torpe maniobra al encarar al portero ucraniano.
Así que se puede imaginar el alegrón que se llevó el personal cuando Matuzalem adelantó al Shakhtar para abrir la segunda parte. El brasileño, que ya marcó en la ida, sorprendió a Palop con un formidable remate de espuela. Era el primer hombre de la noche.
Porque enseguida le relevó Maresca. De inmediato empató el italiano, con un remate de cabeza en el que resumió sus mejores cualidades. Con la igualada desencadenó la embestida definitiva del Sevilla, ya totalmente desabrido, con Chevantón sobre la hierba intentado acabar con la maldición de los delanteros. El uruguayo la tuvo, en un balón que olisqueó en el área pequeña pero que no consiguió engatillar. No había manera.
Pero, si no marcan los delanteros, ¿para qué está el portero? Palop había caído ante Marica, que culminó un contraataque lanzado magistralmente por Jadson, un peso ligero que ve el fútbol como un maestro. Pero como Maresca, como Alves, como el Sevilla, el portero creyó. Es tiempo de milagros en el campeón de la UEFA, en el aspirante a la Liga y la Copa. Lo quiere ganar todo. Y episodios como el de ayer advierten de que es su momento. Palop salvó el trono, Chevantón, en la prórroga, se sentó a su lado y el Shakhtar se plegó ante un equipo mágico.