«Las circunstancias de los mercados inmobiliarios locales son independientes unas de otras». Con estas palabras, pronunciadas ayer por el director general del Banco de España, José Luis Malo de Molina, la entidad instaba a que no se extrapole la crisis hipotecaria que azota al mercado inmobiliario estadounidense a España.
Y es que para la institución que gobierna Miguel Angel Fernández Ordóñez, EEUU está en una fase cíclica «muy diferente» a la de España. Según las cifras que ayer ofreció, los precios de la vivienda caen a una tasa del 3% en el país norteamericano, mientras que que aquí crecen a tasas «significativas» del 9,1%.
Según Malo de Molina, el mercado estadounidense es más «flexible», de forma que los cambios en la oferta y la demanda se trasladan «muy rápidamente» a la construcción. Por el contrario, en España estos procesos «son mucho más suaves e inerciales», y afectan con menos intensidad a la actividad global.
De esta forma, el dirigente del Banco de España explicó la inquietud de los mercados internacionales ante la reciente evolución del mercado inmobiliario estadounidense por «una reevaluación del riesgo» de cualquier acontecimiento internacional que era «necesaria», y que hasta ahora era «benigna».
En cuanto al mercado inmobiliario, aseguró que los precios de la vivienda aún no han recogido la desaceleración. «El mercado tendrá que reabsorber la sobrevaloración de la vivienda cuando la tendencia haya madurado», apuntó al respecto durante su intervención en unas jornadas sobre el futuro del sector inmobiliario, organizadas por la APD.
Así, Malo de Molina afirmó que España está «en una incipiente desaceleración del precio de la vivienda», por lo que vaticinó «un escenario de ajuste hacia ritmos de expansión elevados pero más moderados que los actuales», que, por otro lado, no generará «perturbaciones» sobre la economía española ni sobre el sector financiero.
En la misma línea, indicó que «la demanda de viviendas se moderará progresivamente», pese a que «aún no hay signos claros de desaceleración en la actividad constructiva».
Además, el director general del Banco de España precisó que frente al «fuerte endeudamiento de los hogares», las familias han incrementado «enormemente» el valor de su riqueza, lo que supone una «situación patrimonial sólida, que servirá de colchón para que un ajuste en el sector inmobiliario se haga de forma ordenada y suave».
«En el medio plazo, la trayectoria previsible de los créditos deberá traducirse en una progresiva desaceleración de los préstamos hipotecarios», dijo, informa Europa Press.
Malo de Molina también aseveró que el creciente endeudamiento «no ha debilitado la posición financiera de los hogares, aunque sí ha elevado su exposición a posibles perturbaciones adversas, exposición que no se distribuye de manera homogénea en todo el sector».
En cuanto a la tendencia de las familias a la refinanciación de sus créditos al consumo con cargo a créditos hipotecarios para alargar los plazos de amortización, Malo de Molina concluyó que «sin ser un elemento de riesgo» para el sistema financiero, la refinanciación debe ser objeto de «reflexión» para los tomadores, quienes tienen que considerar que «detrás de estas operaciones hay un coste que en un futuro tendrán que pagar».