El Gobierno lleva desde el día 1 de marzo tratando de argumentar la decisión que supondrá en la práctica la excarcelación de De Juana Chaos. Su problema es que la opinión pública rechaza esa medida y la percibe como una cesión ante la presión del etarra encaminada a consolidar el llamado proceso de paz. He aquí algunas razones que explican por qué Zapatero y su ministro del Interior no logran que calen sus argumentos.
1.- Rubalcaba no ha encontrado ni un solo precedente en la historia penitenciaria española similar al de De Juana. Nunca, ningún Gobierno ha cedido a la pretensión de un etarra que haya utilizado la huelga de hambre como chantaje o «desafío» (término utilizado por el ministro en su intervención del pasado martes en el Congreso).
2.- La prisión atenuada (en aplicación del artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario), que permitirá a De Juana cumplir el resto de su condena en su domicilio ya fue solicitada por la Fiscalía a la Sala de lo Penal de la Audiencia, en virtud del artículo 508 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. El Pleno de la misma decidió por abrumadora mayoría, el pasado 25 de enero, que no cabía aplicar dicho artículo ya que «lo que entraña grave peligro para la salud de De Juana no es el internamiento, sino su voluntad de no comer». «De Juana», añade el escrito, «es el único responsable de su puesta en peligro».
3.- La Fiscalía ya buscó esa salida seis semanas antes de que la Junta de Tratamiento de la prisión de Aranjuez se la propusiera (entre otras alternativas, como el tercer grado, como reconoció implícitamente Rubalcaba) «por el peligro de muerte» del interno a la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, y ésta a su vez al ministro del Interior.
4.- El caso de Juana no sólo representa la cesión a las pretensiones de un etarra que ha cometido 25 asesinatos de los que no se ha arrepentido, sino que supone doblegarse a la presión de Batasuna, que lo ha convertido en su bandera. Desde ese punto de vista, el éxito de De Juana le convierte en un referente, en un héroe, para ese mundo. Es decir, que el Gobierno ha coadyuvado a situar como punto de referencia del mundo proetarra a un terrorista que no se ha arrepentido de sus crímenes.
5.- Precisamente ese hecho, la falta de arrepentimiento, requisito que se hace necesario para la concesión del tercer grado penitenciario, es lo que ha llevado al Gobierno a elegir la vía del 100.2, que no lo requiere explícitamente.
6.- Gracias al señor Rubalcaba nos hemos enterado del irracional sistema penitenciario que ha estado vigente en España durante años y que ha permitido aplicar redenciones extraordinarias de condenas a presos por escribir libros a favor de ETA. Pero, en lugar de utilizar ese argumento para rectificar, el Gobierno lo ha utilizado para justificar la concesión del segundo grado a De Juana.
7.- El hecho de que la excarcelación haya sido una cesión ante el chantaje no tiene discusión posible: ¿Hubiera concedido el Gobierno la prisión atenuada a De Juana si no se hubiera puesto en huelga de hambre?
8.- Aunque Rubalcaba ha querido desligar esta decisión del proceso de paz, en su propia intervención asumió el fin político de la excarcelación del etarra al afirmar que el Gobierno la ha adoptado «guiado por su voluntad de ver el fin del terrorismo».
casimiro.g.abadillo@el-mundo.es