La Policía ha cerrado el caso del joyero José Manuel Mateos Redondo, de 59 años, asesinado a tiros en Gran Vía el 26 de septiembre del año pasado. Los agentes del grupo de Homicidios y del grupo de Delincuencia Internacional han detenido a cuatro personas por el crimen. Tres de los arrestados son argentinos y el cuarto es uruguayo. Este último, de 32 años, es el presunto autor de los disparos que acabaron con la vida del joyero. Todos se encuentran en prisión.
Los hechos se produjeron el martes 26 de septiembre sobre las 20.20 horas. Varias personas dispararon al joyero mayorista con intención de robarle, frente al número 13 de la calle de Isabel la Católica, a pocos metros de la calle de Gran Vía. El Grupo V de Homicidios y la sección de Delincuencia Internacional iniciaron una investigación, que comenzó con las declaraciones de testigos y de los primeros agentes que llegaron al lugar.
Un maletín en la mano
De acuerdo con la reconstrucción policial, José Manuel Mateos Redondo salió de su negocio en la calle Silva y se dirigió a un estacionamiento. Llevaba un maletín con documentos en una mano y en la otra sostenía una bolsa de viaje con joyas valoradas en 60.000 euros.
En la misma calle del parking le esperaban dos hombres, uno moreno y otro pelirrojo, dentro de un Renault Clio azul oscuro aparcado frente a un bar de tapas. Hacia las 20.10 horas el pelirrojo se alejó del coche en dirección a la Gran Vía. Luego se subió a una potente moto que se encontraba aparcada en la acera de los impares de la calle de Isabel la Católica.
Su compinche, se puso un mono azul, una gorra oscura y una gafas graduadas. A continuación se aproximó por la espalda al representante y trató de arrebatarle el muestrario. El joyero opuso resistencia y su agresor disparó contra él cinco veces, hasta agotar la munición. Luego le golpeó con el arma en la cabeza.
Un testigo intentó reducir al agresor y ambos rodaron por el suelo, pero el asaltante consiguió soltarse y subir a la motocicleta donde le esperaba su cómplice, con el que huyó por la calle de Flor Baja. El coche de los delincuentes estaba denunciado como sustraído y llevaba placas de matrícula falsa. La motocicleta también fue robada. Los dos homicidas la abandonaron cerca de la calle de Leganitos.
El estudio de las pistas y efectos recogidos en el lugar de los hechos condujo a los investigadores a la identificación de Carlos A.P., ciudadano argentino de 59 años, conocido como Cachito, que ya poseía antecedentes. Localizado su domicilio en una calle del distrito madrileño de Vallecas, fue detenido el 17 de noviembre de 2006 cerca de su casa. El juez ordenó más tarde su ingreso en prisión.
Un mes después los agentes del Grupo V de Homicidios, con la colaboración del Grupo de Crimen Organizado de la comisaría de Playa de las Américas, de Tenerife, detuvieron a Kristian Fernando C. D. D., uruguayo de 32 años conocido como Nando, acusado de ser el autor material de los disparos. Nada más cometer el homicidio, abandonó Madrid y se trasladó al sur de Tenerife, donde tenía su residencia habitual. Carecía de antecedentes y se hallaba en situación irregular en España. También ingresó en prisión por orden judicial.
Al mismo tiempo, los agentes de Homicidios ya habían logrado identificar al individuo que condujo la motocicleta en la que los delincuentes escaparon tras el asalto a José Manuel Mateos Redondo. Era Mario Alberto M.T., conocido como Colo o el Colorao, argentino de 25 años, sin antecedentes. Los investigadores localizaron su domicilio en el País Vasco, en Vitoria-Gasteiz y descubrieron que pensaba escapar a Uruguay, vía Portugal. Fue detenido el 8 de enero en la estación de Renfe de Vitoria, cuando iba con un hombre y una mujer. Mostró pasaporte italiano a nombre de otra persona, aunque casi de inmediato confesó su verdadera identidad y reconoció que sabía el motivo de su detención.
Por último, a finales de la pasada semana, los agentes de Homicidios de la Brigada de Policía Judicial lograron la detención, en Marbella, del supuesto jefe de este grupo de delincuentes, implicado presuntamente en la muerte del joyero: Roberto C. N., de 60 años, de origen argentino pero nacionalizado español. Tenía antecedentes policiales a causa de robo con fuerza, atentado, hurto y estafa. Roberto era el encargado de planificar los robos y de dirigir a los miembros de la red.