CARLOS GARCIA-CALVO
Que te llamen por teléfono para comentarte en detalle el contenido de una revista que no has podido ver aún resulta una de las experiencias más irritantes del planeta, sobre todo cuando te acabas de despertar. Esto me ocurrió el miércoles cuando una amiga perversa procedió a analizarme todos los artículos del último ¡Hola! mientras le daban un masaje.
Mi amiga se explayó con la portada, donde se ve a los hermanos Felipe y VictoriaMarichalarBorbón llevando de la mano a la InfantaLeonor cuando acudían a ver Las princesas de Disney. Mantenía que los nietos de SusMajestades estaban muy mal vestidos, sobre todo la pequeña Asturias, y que nuestro royal baby chic dejaba mucho que desear. Naturalmente me tiré a la calle para comprar la publicación y, después de estudiarla a fondo, le doy la razón a mi amiga: de chic nada, más bien lo contrario. Sorprenden los atuendos y, sobre todo, los zapatos de Felipe y Victoria, hijos de esos iconos de la moda, la InfantaElena y JaimedeMarichalar. Éste último suele ir bien vestido pour le sport, con sus camisetas, sudaderas y cazadoras de Abercrombie & Fitch, acompañadas de pulseras y múltiples shahtoosh. Y hay que reconocer que el abrigo de Leonor es un poco extraño, aunque no creo que sea, como apuntó mi amiga, de una boutique infantil de Valdebernardo.
Ahora, creo que el lookdestroyer/killer de los Marichalar es intencionado, incluyendo el extraño artefacto bélico pop que llevaba Felipe en la mano. Piensen: si nuestros pequeños royals y semiroyals fuesen hechos unos pinceles como los hijos de Pablo y Marie-ChantaldeGrecia, por ejemplo, la gente los pondría verdes y diría que son unos cursis espantosos. Eso será seguramente lo que ocurrirá con una royal que acaba de nacer, EugeniadeBorbóny Vargas-Santaella, hija del duquedeAnjou y de su rica heredera venezolana. Su abuela, CarmenLeonor, tiene aspecto de vestir a las niñas como repollos, así que prepárense para modelazos tipo Carolina Herrera Baby en cualquier momento.
Para mal vestida, GenovevaCasanova, que presidió la presentación de las nuevas joyas de Vasari con un vaporoso y largo traje de noche. Su escote palabra de honor resultaba algo escaso para tan amplio torso y algo inexplicable a esa hora del día.
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